Fede, Luli, Emanuel y yo en el jacuzzi (parte 7)
Fecha: 25/08/2024,
Categorías:
Intercambios
Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos
Emanuel estaba sentado en mis piernas, con su precioso trasero rozando mi pija dura y viendo cómo Fede le daba a mi novia como si fuese un pistón, mientras ella se apoyaba con fuerza en los bordes del jacuzzi, gemía y jadeaba pidiendo más.
Al tiempo que lo empezaba a pajear con una mano y con la otra le acariciaba el pecho, el abdomen y las piernas, le susurré al oído:
-¿Te parece bien que sigamos mirando y que los dejemos terminar de coger?
-Sí, lo que vos digas, me respondió con voz entrecortada.
Lo seguí pajeando con una mano y pasé de nuevo a ocuparme de su ano, ya más complaciente al mete y saca, mientras le decía que estaba muy rico y que ya le iba a tocar a él. Sólo asentía y jadeaba muy caliente por todo. Volví a lamerle el cuello y la espalda inclinándolo un poco hasta que pude apuntarle con mi pija a su agujerito virgen, metiéndole apenas la cabeza del glande, pero se contrajo y no pude entrarle.
-Tranquilo, no pasa nada, le dije mientras lo recostaba sobre mi pecho y él se mecía suavemente en mis piernas casi pajeándome con la separación de sus glúteos. Yo estaba caliente a reventar cuando escuché a Luli gritar:
-¡Dame más, cógeme más, quiero más pijaaa!
Fede le dio como una locomotora unos minutos más hasta que mi novia aulló y gritó en un orgasmo múltiple que parecía no terminar nunca, sin dejar de empujar hacia atrás, estremeciéndose como si le estuviera pasando una corriente eléctrica.
El culo firme, redondo y esculpido de Fede seguía ...
... bombeando como un martillo neumático hasta que su hembra, mi novia, pidió clemencia y él se retiró suavemente para ayudarla a recostarse en el jacuzzi, un poco desmadejada y temblando por el brutal orgasmo que le había provocado. Se besaron con mucha dulzura, como dos flamantes enamorados y el semental vino hacia nosotros, sentándose a nuestro lado, con su mástil siempre en alto.
-¡Hdp!, le dije, acariciándole el miembro con suavidad, qué dura la tenés. Sos una máquina y tu pija está para comérsela.
Me tomó de la barbilla, me miró a los ojos, me felicitó por la hembra insaciable que se estaba cogiendo y nos dimos un morreo de campeonato ante la asombrada mirada de Emanuel.
-¡Qué rico estás, Ema!, exclamó, tomándole la pija sobre mi mano para acompañarme en la paja.
La fui retirando lentamente para dejarlo a cargo, mientras Ema se volvía a reclinar sobre mi hombro, pero del lado de Fede, que lo seguía pajeando como él sabía hacerlo. Lamí el cuello y las orejas del bailarín mientras él miraba a Fede a los ojos hasta que se besaron largamente y bien a fondo, al tiempo que nuestro amante deslizaba su otra mano para pajearme a mí también.
Mi calentura era descomunal y se acentuó cuando Emanuel giró la cabeza y me dio un buen morreo, tan extenso y profundo como el que se dio con Fede. Estaba a punto de correrme y Fede lo notó, me apretó bien fuerte la base del pene casi hasta hacerme doler y luego dejó de pajearme, para ponerse de pie frente a nosotros y dejarnos la ...