A veces el sexo consentido no es ciertamente el mejor ¿o sí?
Fecha: 25/08/2024,
Categorías:
No Consentido
Autor: Tentaxxxcion, Fuente: CuentoRelatos
... ahora.
Ella sonrió, para mi era una victoria, me dijo que también le parecía lindo, que me dijera eso la verdad me ilusionó. Sin embargo, lo que pasaría a continuación marcaría un antes y un después. ¿Quizá me sobrepasé? ¿Debí esperar a la siguiente cita? No lo sé. Le dije que como veía, se notaba que si le gustaba el pollo. Ella afirmó con la cabeza. Entonces le dije: ¿Puede quizá que te gusté también el otro pollo? -Haciendo señas poco explicitas con mi rostro, pero claramente ella entendió a lo que yo me refería. Su semblante cambió un poco, y cuando pensé que me había pasado, sonrió y dijo: Pues realmente siempre quise probar el otro pollo, pero nunca tuve oportunidad. Eso me puso a mil, si no fuera porque estábamos en el patio de comidas del centro comercial, creo que me la hubiese follado ahí mismo. Me contuve.
Le dije entonces, pues si gustas podemos ir a un lugar más tranquilo, menos ruido, donde nosotros seamos los protagonistas. Ella sonrió con una risa picarona, y dijo: Pues vamos. Salimos del lugar, caminamos dos cuadras, y cerca del hotel que había previsto con anterioridad, me dijo: Para que no gastes, mejor aprovechemos que esta zona está oscura. Cerca había un lote que estaba en venta, pero no estaba cercado, y la verdad estaba todo oscuro, los postes estaban apagados, y ese lote solo cubría de la parte delantera un morro de tierra, cosa que nos podría servir para estar “más seguros”. La mire sorprendido, y algo confundido, y ella me dijo: ven no ...
... seas tímido, y muéstrame lo que tienes ahí, que hace rato veo que estas duro.
Me tomó del brazo y me llevó con ella, entonces se arrodilló delante de mí y me comenzó a bajar los pantalones, sentí frio, pues era zona descubierta, por lo que mi pene se comenzó a encoger, ella lo tomó con una de sus manos para calentarlo, lo que provocó que en cuestión de segundos de nuevo este duro, por otro lado mis testículos a diferencia de lo que pensé, no estaban encogidos sino más bien colgaban debajo como si el frio no pareciese afectarles. Ella me dijo: Mira. Y en ese mismo instante se quitó la blusa, dejándome ver sus senos, que, aunque no eran grandes, si eran lo suficientemente “grandes” como para una buena rusa.
Ella había logrado embobarme, y ciertamente yo sentía estar en la gloria cuando me tomó suave con sus manos mis testículos, con la otra tomó la base de mi pene y se lo dirigió a la boca. Yo me sentía realizado, sobre todo cuando comencé a sentir el calor de su boca en mi glande, y la punta de su lengua. Pero, como había dicho antes, este sería el momento que marcaría un antes y un después en mí.
Cuando pensaba que se tragaría mi pene con su boquita de caramelo, pues pese a que pude tomarla de la cabeza y clavársela de golpe, preferí dejarme llevar, lo que me costaría caro, sentí como dejó de tomarme de las pelotas, a oír un ¡Splash!, seguido de un fuerte dolor en mi entrepierna. Un ligero beso con sus labios en mi glande, y un segundo ¡Splash!, esta vez, pude sentir ...