1. Su profesor particular (capítulo II): Mordiendo el anzuelo


    Fecha: 25/08/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Edstaston, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando Elena cerró la puerta tras de sí, Tomás temblaba de nerviosismo. Por una parte, le avergonzaba saber que las miradas que a menudo dirigía a los pies de las estudiantes no eran todo lo discretas que él pensaba. Por otra parte, sentía no haber tenido el valor suficiente para aprovechar el ofrecimiento de Elena. En todos los años que llevaba enseñando en la universidad, jamás le había surgido una oportunidad tan clara de cumplir sus fantasías… y lo deseaba tanto. Deseaba tanto haber tenido el valor de aceptar…
    
    Se quedó un rato allí sin poder concentrarse en el trabajo, así que decidió salir e ir a tomar algo. Cuando se levantó vio que Elena se había dejado una mochila en el suelo, junto a la silla. La cogió para llevarla a conserjería. Sin embargo, le entró curiosidad por saber que había en la mochila. Sabía que no estaba bien, pero finalmente no se pudo resistir y la abrió. Lo que se encontró dentro hizo que comenzara a latirle el corazón con tanta fuerza que parecía que se le iba a salir por la boca: había unas zapatillas de deporte y ropa usada, claramente mojada de sudor: una camiseta, unos pantalones cortos, un sujetador deportivo, unas braguitas y unos calcetines.
    
    Tomás se excitó tanto que no sabía qué hacer. Sacó una de las zapatillas de deporte. Estaba bastante desgastada por el uso. Metió la nariz dentro y aspiró, notando como la magnífica fragancia de pie femenino llenaba su nariz. Al instante notó como su polla se ponía dura. Su primer impulso fue ir al ...
    ... baño con la mochila para masturbarse. Se había excitado tanto que no podía resistir. Sin embargo, pensó que Elena podía volver en cualquier momento a buscar su mochila. Decidió irse a su casa. El día siguiente era sábado y no vendría nadie al departamento, por lo que, si se iba ahora, Elena no podría reclamar sus cosas hasta el lunes. Él la traería el domingo por la tarde, de forma que nadie lo notaría.
    
    Entró en su coche y, antes de arrancar, no pudo evitar abrir la mochila otra vez, meter su cabeza dentro y oler ese magnífico aroma de mujer. A su cabeza vino la imagen de aquellos maravillosos pies entrando y saliendo de los zapatos. Pensó que se iba a correr allí mismo. Cerró la mochila bien, para que no perdiera nada de ese maravilloso olor. Condujo todo lo rápido que pudo, estaba ansioso por llegar a su casa. En cuanto llegó, se metió en el baño. Sacó un calcetín. Estaba mojado y tenía un olor intenso. Comenzó a masturbarse y no tardó nada en correrse de forma abundante. Ya más relajado se cambió de ropa, se sirvió una copa y fue sacando una a una todas las prendas: lamió y olió cada una de ellas, con especial dedicación a los calcetines, zapatillas y braguitas. Recordaba a Elena y lo buena que estaba y le parecía mentira poder estar disfrutando de esos objetos tan personales que habían estado en contacto prolongado con su culo, su coño, sus tetas y sus pies. No se había masturbado tantas veces seguidas desde que era un adolescente.
    
    Tomás estaba ya entregado, desde el ...
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