El debut de Rosalie cortesía de su prima Kate y yo
Fecha: 26/08/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: calu, Fuente: CuentoRelatos
Dicen que el saber bailar suele ser bueno para ligar; que el baile es un tipo ritual previo al sexo donde demuestras qué tal te sabes mover y eso a las mujeres podría comenzar a excitarlas. Eso dicen, claro, obviamente no siempre es necesario, pero alguna vez me sirvió (o eso creo) para uno de los mejores regalos que la vida me ha dado: desvirgar a una exalumna con ayuda de su prima que también iba en el mismo salón.
Resulta ser que además de las clases que les impartía también daba un pequeño taller de canto, teatro y baile. Un día Kate y Rosalie me invitaron a la casa de la primera porque querían que les diera clases particulares de baile ya que se acercaba la boda de una de sus primas y, cito, “no querían hacer el ridículo en la pista”. Dijeron que ya habían pedido permiso a sus papás y que no tuvieron problemas en aceptar, así que obviamente mucho menos yo.
No sé si haya sido el destino o un plan maquiavélico de las dos, pero el tiempo que duró la lección la casa solamente contó con la presencia de nosotros tres. Creo que como sus papás ya me conocían de la escuela y en general tenía una buena imagen no vieron problema en dejarme solo con ellas. Y se agradece.
Durante la clase no pasó nada digno de sobresalir; realmente les estaba ayudando a mejor su baile (cumbia y salsa), aunque no perdí oportunidad de juntar las veces que fuera posible sus cuerpos con el mío, tanto de espaldas como de frente. No dudo de que lo hayan notado, pero nunca sentí ningún tipo de ...
... resistencia, así que continué nuestro pequeño juego… sin imaginar que lo mejor estaría apenas por llegar.
Estábamos descansando un poco; Kate había preparado sandwichs para los tres y los comíamos. Sonaba un poco de música romántica, cuando de pronto el género pasó a reggae. Kate me preguntó si también sabía perrear, le respondí que sí y comenzó una pequeña demostración de habilidades para mover el cuerpo.
Rosalie no pudo aguantar mucho tiempo observando el espectáculo, así que le pidió a Kate que se hiciera un lado para “enseñarme a perrear”, asegurando que era mil veces mejor que su prima. Kate le dio chance unos momentos, pero tampoco pudo esperar tanto para pedir pista de nuevo, y así se estuvieron turnando varias veces.
La pequeña batalla por ver quién perreaba mejor provocó que cada vez los movimientos fueran más sexuales, algo que aproveché para aumentar mis manoseos.
Kate: ¿Así perreas siempre? ¿O sólo cuando estás caliente?
Rosalie: Suena a un poco de envidia de que bailo mejor que tú.
Kate: ¿Envidia? Jamás; pero ya casi le pides al profe que te quite lo virgen.
Los tres nos sorprendimos. El silencio fue acompañado de expresiones que contaban historias distintas: la de Kate sorprendida por haber contado ese secreto de su prima, el de Rosalie con la pena de ser expuesta, y la mía de “sorpresa” que solamente ocultaba la excitación que me provocó el comentario. Kate comenzaba a disculparse cuando Rosalie decidió intentar contraatacar.
Rosalie: A ti ...