Repartidora de pizzas
Fecha: 02/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
... debían estar sudados me encantó verlos, finos, bonitos y cuidados.
Todo ello sin cerrar la prenda que apenas me cubría. Me fijé en que seguía mi cuerpo con la mirada y la conduje al salón. Empecé a colocar la comida en bandejas, platos y sacar vasos para los refrescos. Dejé la comida en la mesita frente al sofá y me libré del kimono dejándolo caer al suelo.
-¿No tienes calor?
Le dije mirándola de frente sin ningún pudor en mi desnudez casi completa. Sin más empezó a abrirse los vaqueros, despacio y sensual. Se fueron deslizando por su cadera dejándome ver su tanguita algo mas serio que el mío y de color crema. Con una sospechosa mancha de humedad donde el algodón cubría los labios de la vulva.
Se sentó a mi lado rozando nuestras desnudas piernas. Al principio inicié una charla insustancial para no asustarla demasiado. Intenté alagarla, sonsacarla algo mas de su vida, de su tenia novio, o novia. Me confesó que tenía alguna experiencia con amigas sobre todo para experimentar y ninguna relación estable. Pronto empezó a animarse y también me preguntaba a mí.
Animada así deslicé una mano suavemente por su pierna subiéndola despacio desde la rodilla. Noté su piel erizada y no rechazó la caricia. Sujeté el borde del polo y mirándole a los ojos comencé a subirlo descubriendo más de su suave piel. Como suponía no llevaba sujetador. Sus duros pechos que no lo necesitaban para nada lucían bronceados de top less.
Levantó los brazos para que pudiera terminar de ...
... sacarle la prenda y le sujeté las muñecas con ella para poder besarla por primera vez. Separó los labios de inmediato para recibir entre ellos mi lengua y me apoyé en ella. Sobre ella.
Mis voluptuosos pechos frotándose con los suyos. Mis piernas enredándose con las suyas. Solté sus manos que fueron derechas a agarrar mis nalgas. Al notar la fuerza con la que me amasaba el culo clavé la lengua mas dentro de su boca.
Mis manos bajaron por su cuerpo acariciando sus tetitas firmes, retorciendo sus pezones duros, sus marcadas costillas, hasta la cadera. Pero aún no quería llevar mis dedos bajo su tanga, así que bajé por los muslos. Ella también recorría mi espalda con sus manitas hasta mi nuca.
La cena se estaba quedando fría olvidada sobre la mesa. Mientras yo bajaba besando su cuello, las axilas sudadas, mi lengua buscaba sus pezones erizados, la piel bajo sus pechos, su vientre plano deteniéndose lamiendo el ombligo.
- Eres preciosa.
Su sabor salado, a sudor, sus feromonas, después de su jornada de trabajo excitaba más mis fosas nasales. Volví a asaltar su pubis lamiendo las piernas, la parte de atrás de la rodillas, las pantorrillas hasta sus bonitos pies. Me los pasé por las tetas apoyando en ellas las plantas y dejando que ella acariciara mis pezones con los pulgares, antes de llevarme uno de esos a la boca. No me importaba su sudor.
Lamía el pulgar de su pie como si fuera una pequeña polla. Usando la lengua y mojándolo de saliva, bajando a la planta donde su ...