Laura de 19 años y yo de 26
Fecha: 02/09/2024,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Laura estaba bailando con sus amigas en un pub y no dejaba de mirarme. Me miraba, hablaba con sus amigas, se reían entre todas y luego seguía mirándome mientras bebía con una pajita de su copa.
Es una chica morena, 1,65 metros de altura, unas tetas normales, firmes y un culo de gimnasio.
Yo, un chico de 1,90 de altura, moreno, guapo y con mucha labia.
Decidió hablarme, se acercó, me dio dos besos y se presentó. Me comentó que vivía en una residencia de estudiantes a las afueras de la ciudad. Estuvimos hablando horas, riéndonos y besándonos. Tomamos el último chupito y le ofrecí a pagarle el taxi de vuelta a su casa.
- No quiero pasar esta noche sola. - Me comentó
- Voy a llamar a un taxi y vamos a tu residencia.
En el taxi todo eran besos y toqueteos. El taxista tenía que estar flipando. Nos dejó en la puerta de su residencia y, mientras nos besábamos y tocábamos, llegamos a su habitación.
Entramos en su habitación, se quitó el jersey y lo tiró a un lado, se quitó las sandalias y las dejó tiradas sin saber dónde cayeron exactamente. Encendió la luz y anduvo descalza hasta la pequeña cocina que tenía mientras se desabrochaba el cinturón de los shorts. Se bajó el pantalón y lo dejó en el suelo.
Sacó una botella de vino y dos copas. Estuvimos hablando durante un buen rato sobre gustos musicales y hobbys, hasta que la conversación, para suerte de los dos, acabó siendo de índole sexual.
- Laura: ¿Cómo te gustan las mujeres?
- Yo: Así, como tú
- ...
... Laura: me refiero a cómo te gustan, de forma de vestir antes del sexo.
Apoyó sus pies encima de la mesa del salón y se puso cómoda en el sofá.
- Yo: Creo que has acertado ya.
- Laura: No te sigo, ¿qué he hecho?
- Yo: me gusta que me seduzcan con muy poca ropa, la justa para que pueda quitar yo también algo. Y estar descalza lo facilita todo.
- Laura: Me gusta estar cómoda. Y me gustan los chicos fetichistas. Una no se hace la pedicura todas las semanas para desaprovecharla.
Me quité la chaqueta y los pantalones. Empezó a tocarme el paquete por encima del bóxer hasta que la sacó y me quito el calzoncillo. Se desabrochó el sujetador, se quitó el fino tanga negro que llevaba, me abrí de piernas, se arrodilló a la altura de mis testículos y empezó a felar mi miembro. Mientras, me masturbaba, me lamía el escroto y me tocaba el abdomen.
Nos fuimos a su cama, yo tenía una erección muy fuerte y ella tenía la vagina húmeda. Chorreábamos adrenalina.
La tumbé en la cama. Besé su barriguita mientras le metía suavemente los dedos en su húmeda vagina. Fui bajando por sus muslos, besándolos, sus rodillas y finalmente llegué a sus pies. Estaba ante los preciosos pies de una diosa de 18 años. Empecé dándole pequeños mordisquitos y suaves y delicados lametones por la base de los dedos, la planta y el empeine. Ella mientras, se masturbaba, estimulando su clítoris con la mano derecha y sus tetas con la mano izquierda.
Subí a su boca y la besé apasionadamente. La agarré de ...