La esposa de mi amigo 5.6
Fecha: 03/09/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Artur0rey, Fuente: CuentoRelatos
Mi sueño de ver a mi novia con su amante en mi cama cuando voy a visitar a mi amante al sur, se vieron frustrados cuando mi pareja encontró in fraganti a Roberto con una compañera de trabajo. Lo bueno es que descubrí que ella no era la señora puritana y moralmente superior que creía, que le calentaban las mismas cosas que al resto, por eso me prepare para que esta noche sea inolvidable para ella.
Ella llegó alrededor de las 21 h, comimos en silencio, ella se fue a bañar y yo aproveche para tomarme una lata de energizante famosa por su rapidez en hacer efecto. En cuanto ella salió del baño en tetas, con una toalla en la cabeza y una tanguita negra de encaje, la tome de la cintura levantándola en el aire y la arroje a la cama, Verónica cayó riendo pero la risa le duró poco cuando me vio arrodillarme un costado de la cama y poner mi cabeza en su entrepierna.
Me tomé mi tiempo, lamí el interior de sus muslos primero, pasando de uno a otro con un leve roce por sus labios, después la bese sobre su ropa interior hasta que este empezó a tener claras señales de humedad, mi pareja gemía suave, se tapaba la boca para reducir el ruido. Cuando sentí como arañaba el colchón, le quité su tanguita negra casi de un solo tirón. Debo haberla hecho acabar 3 veces por lo menos, mi lengua y cuello estaban casi acalambrados cuando deje de hacerle un sexo oral para la historia, más de 4 veces me pidió que parara y me la cogiera, pero a cada pedido suyo mi respuesta era “Ahora no, todavía ...
... no termino”. Eso parecía excitarla aún más porque poco duraba sin acabar después de eso. Me levanté para mirarla un segundo, se mordía los labios mientras trataba de recuperar el aliento, pasé uno de mis dedos por su clítoris para verla estremecerse.
Saque los forros y el consolador de mi mesa de luz, lo encendí en el nivel uno. Le ordene sin dudas y con la convicción de un general “Ahora pajeate con esto y ni se te ocurra cambiarle la velocidad”, lo tomó reconociéndolo, entonces dudó “¡AHORA!” le grité, su duda desapareció cuando el consolador tocó sus partes, acatando la orden empezó a pajearse mientras yo me ponía el forro tranquilo, sin apuro. Cuando estuvo en su sitio, le puse una mano en la pelvis, aprisione el consolador con mi palma contra su vagina, mientras metía mi dedo anular y corazón haciendo un arco sobre su punto G, puse presión sobre su pelvis para que no se moviera y empecé a subir y bajar con violencia con la otra mano. Abrió los ojos grandes, se tapó la cara con una almohada y gritó mientras acababa, yo bajaba el ritmo casi hasta quedarme quieto pero volvía a moverme con furia si ella se relajaba de más, haciéndola acabar. Sus gemidos bajitos de siempre hoy tenían que ser ahogados por sus manos y almohadas, ya conseguía hacerla gritar como quería.
Moví su pelvis, puse sus piernas en mis hombros, acomodándola para poder penetrarla, reemplace el consolador por el anillo vibrador para penes y me la cogí despacito, inmovilice sus manos por las muñecas, ...