1. EL ENCUENTRO


    Fecha: 08/09/2024, Categorías: Hetero Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos

    ... dirigirse a su vestidor.
    
    Me fui a la cama y me eché boca abajo, acomodándome al centro. A los minutos, Cecilia salió cubierta con una bata de seda roja, con dibujos chinos, que le llegaba a la rodilla.
    
    Se ubicó a la altura de mis pantorrillas y se untó las manos con una crema humectante, diciéndome: - A relajarse caballero, que ese dolor se lo voy a quitar.
    
    Seguidamente me empezó a masajear desde los tobillos hasta las rodillas.
    
    Primero una pierna y después la otra.
    
    Me separó suavemente las piernas para empezar a masajearme los muslos.
    
    Yo sentía una gran suavidad en sus manos y un gran placer, especialmente cuando se acercaba a mis nalgas. En unos momentos más me sacó la toalla que me cubrían las caderas y me dejó, como se dice, con el culo al aire.
    
    Empezó a masajearme las nalgas y fue subiendo por la zona lumbar, donde se entretuvo más rato,
    
    para pasar luego a la espalda, hombros y cuello.
    
    Yo estaba ya con los músculos sueltos, salvo los que estaban en la zona perineal y los del pene.
    
    Ella ya se había arrodillado y ubicado a horcajadas sobre mis piernas para alcanzar mi espalda en forma balanceada.
    
    Le dije: - ¿Por qué no te quitas la bata para que estés más cómoda?
    
    - Tienes razón, me contestó.
    
    Percibí que se la quitaba quedando desnuda y que reiniciaba nuevamente con el masaje sobre mis pantorrillas.
    
    Ya no usaba más crema.
    
    Bastaba con la que tenía yo encima.
    
    Sus manos estaban tibias y suaves. Yo sentía que el cuerpo se me ...
    ... escarapelaba y deseaba que subiera más sus manos por las entrepiernas.
    
    Estaba yo pensando en mis deseos cuando sentí que me estaba pasando su lengua por las pantorrillas.
    
    Iba y venía entre los tobillos y las corvas.
    
    Siguió lamiéndome los muslos, pasó rápidamente por las nalgas y empezó a entretenerse con mi espalda, hombros y cuello para lo cual, se recostó cuan larga era sobre mi cuerpo.
    
    Los dos desnudos como vinimos al mundo, era una sensación de placer muy especial.
    
    Recogió su cuerpo y nuevamente empezó a besarme los muslos, siguió subiendo mientras que abría mis piernas y trataba de alcanzar con su lengua mis testículos y mi verga, que ya estaba erecta.
    
    Por la posición en que estaba era un tanto difícil, así es que con su fina lengua le era más fácil alcanzar mis nalgas y lo que ellas protegían. Me besó mordisqueando suavemente la parte interna de las nalgas para seguir lamiéndolas. Como me había abierto las piernas, le quedo fácil pasarme la lengua hasta alcanzar mi orificio. Esto fue algo nuevo para mí, era una nueva y agradable sensación la que sentía.
    
    Al darse cuenta de lo que yo estaba gozando, Cecilia se reincorporó a medias y empezó a jugar con sus grandes senos, coronados con oscuros y duros pezones, sobre mis nalgas tratando de ponerlos lo más profundo que podía, para lo cual iba y venía con su cuerpo.
    
    Subía, besando mis caderas y espaldas y volvía a bajar, yo sentía sus pezones duros cual dedos presionándome el ano y de rato en rato, su húmeda ...
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