1. Me sentí mujer dentro del cine


    Fecha: 10/09/2024, Categorías: Gays Autor: pitochico, Fuente: CuentoRelatos

    Si todavía tenía algo de hombría, lo perdí con mucho gusto aquel día. El día que me sentí más humillada, más usada, más puta, más mujer, mujer de verdad.
    
    Me prepare para salir con mi amante, Papi Samy. Me vestí como la mariquita que soy: un vestido blanco de manchas negras, como si fuera una vaca, un sostén donde acomodar mis pechos de gordo, con un poco de relleno para darle forma, unos tacones incomodos que le pertenecen a mi madre y mi jaula de castidad, para que no se me note ninguna erección, sin importar lo minúscula que sea. Me maquillé, me puse pestañas, me arreglé el cabello y me puse un collar que literalmente era para perros. Me veía bonita, pero no me sentía así del todo.
    
    Papi Samy me llevó al cine, pero no a cualquier, a uno porno. Apenas llegamos y el vendedor de boletos plasmo su mirada en mi culo sin saber que era un pito chico panzón con vestido. En la sala había siete hombres dispersados en todos los asientos, y todos voltearon a verme, sonriendo y chiflando.
    
    La película ya había empezado, y en la pantalla apareció una oficinista de grandes tetas que me recordó mucho a mi madre; eran muy parecidas. Ella estaba siendo culeada por el conserje del edifico, mientras que el jefe espera su turno.
    
    Papi Samy se sentó en la fila frente a la pantalla. Yo me arrodille entre sus piernas, le desabroche el pantalón y saque su jugosa verga. A Papi le gusta que se la chupen mientras ve porno, y a mí me gusta complacerlo. Y tal como me lo dijo, fui ruidosa en ...
    ... mis mamadas, para que todos los presentes supieran lo que estaba haciendo.
    
    Los otros hombres no tardaron en acercarse con celulares en la mano, grabándome a la vez que me insultaban y pedían turno. Mi papi dijo que podían usar mi boca cuando él se haya corrido, eso alegró a todos, que ignoraron la película para verme tragar la hermosa verga de mi papi. Varias gargantas profundas que me sacaron las lágrimas por estarme asfixiado, pero todo lo valía por el premio: ver su lujuriosa sonrisa de macho satisfecho mientras me llenaba el estómago de rica y caliente leche.
    
    Algunos hombres quisieron meterme mano en mi culo por debajo del vestido. Me había encantado que lo hicieran, que me dieran nalgadas, me metieran los dedos en el ano y que me apretaran los huevos, pero mi papi los regañó. No quería que se enteraran que era una mariquita, quería engañarlos hacerlos creer que estaban a punto de recibir una mamada de una puta gorda de cabello corto.
    
    Continúe complaciendo a mi papi hasta que se corrió en mi boca, sujetándome fuerte para que me tragara todo. Tosí a lo bestia, estando feliz mientras las lágrimas y el semen se escurrían de mi cara, jodiendo mi maquillaje de puta barata.
    
    Los demás hombres se sentaron en el resto de la fila a esperar su turno, teniendo los pantalones bajados hasta las rodillas y las vergas bien duras apuntando al techo. Eran de todo tipo, grandes, gordas, curveadas, cabezonas, peludas, olorosas, algunas pequeñas, pero no tan pequeñas como la mía. Mi ...
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