1. Tropa Loca (3)


    Fecha: 10/09/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    Esta historia comienza en la prepa, donde varios compañeros del grupo nos juntábamos para salir de paseo o ir a las fiestas. Mi novio, Saúl, no formaba parte de esta bolita porque él estudiaba ya su licenciatura. Aunque algunas veces sí me acompañó a las fiestas que organizábamos, nunca lo hizo a las excursiones.
    
    Precisamente en estos paseos es donde se daba la parte sexual, se hacían parejitas, que no necesariamente eran novios, y se perdían por un rato para darse mimos, toqueteos y algo más. Producto de ese algo más, nos obligó a juntar dinero para pagar dos abortos a las compañeras más inexpertas.
    
    Yo estuve a punto de coger con uno de los amigos que más me gustaba, Felipe, pero no lo hicimos, en ese momento, sino varios años después y lo conté en el primer relato de esta serie. También relaté en la segunda parte cómo cogí años después con Soto, un compañero muy tímido que me gustaba mucho y en la época de estudiantes me lo llevé aparte en uno de los paseos del grupo, lo besé, le apachurré el pene por encima de la ropa y lo obligué a mamarme las tetas; él se dio gusto magreándolas mientras mamaba, pero se negó a más.
    
    Hubo dos casos más. Uno de ellos con “El Geronte”, así le decíamos a Otilio porque era el mayor del salón y también el jefe de grupo. Con él me besé, acostados sobre la hierba, me subí en él e hicimos movimientos de coito, pero sin desvestirnos. Él se sacó el pene y me lo ofreció, yo sólo le di unos tironcitos y me abrí la blusa para que chupara mis ...
    ... pezones, que ya los había acariciado metiendo su mano. Cuando me insistió en coger, le dije que en ese momento no podía, “quizá después”, y él ya no insistió.
    
    Sin embargo, la suerte quiso que nos encontráramos en una fiesta que se dio en casa de una tía de él. Mi esposo Saúl y yo habíamos sido invitados por una amiga mía. La reunión se hizo en la zona que ocupaba la cochera y el jardín frontal de la casa. Otilio y yo nos reconocimos de inmediato y bailamos, cosa que no le importaba a Saúl porque a él no le gusta la bulla de la música estridente y la luz negra que se estilaba entonces.
    
    –Sigues estando tan hermosa como antes –me dijo bajando la mirada hacia mi escote–. ¡Estás mejor, ya eres madre! –exclamó recargando su ante brazo en mi pecho y yo sonriendo sólo afirmé con la cabeza–. Quiero volver a probar tu pecho… –dijo sin más y me llevó a una parte más obscura.
    
    –Aquí no se puede –le dije dándole un beso en los labios.
    
    Sin embargo, seguimos calentándonos. Él toqueteaba discretamente mi pecho sobre la ropa y yo me repegaba el pubis para sentir su turgencia, también, más de un par de veces bajé una mano para acariciarlo, en la última sentí el pantalón húmedo.
    
    –Sí se puede, ¡ya verás! Cuando vayas al baño, recorre dos puertas más adelante, te espero allí –me dijo–, estaré atento cuando vayas.
    
    En ese momento terminó la pieza y me llevó a mi lugar. Cuando pasó mi amiga, le pregunté donde quedaba el baño. Ella me señaló la puerta de acceso a la casa y me dio ...
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