El poder despoja a quien no lo tiene.
Fecha: 26/09/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... entre sollozos.
“¿Y qué piensas hacer a cambio de que no te azote con tu propio fuete?”
“No lo sé, pero con tal de que dejes de azotarme. Lo admito; Disfruto ser una perra sádica y controladora, me gusta ser una hembra dominante que goza humillando a sus víctimas.” Dijo ella.
“Bárbara, dime algo que no sepa.” –Le respondí mientras levantaba el fuete, con la intención de darle otro azote.”
“¡No me pegues! Siempre supe que de algún modo te atraigo, Y no entiendo por qué, pero me gustaba que fuera así. Pensé que podría disciplinarte, desde que te desvestiste y tu polla se endureció tan pronto...solo pensaba en lo mucho que me divertiría hasta el final del curso poseyéndote a mi antojo. Y ahora que has demostrado tu verdadera naturaleza dominante. ¡Me has puesto muy cachonda! Como ya lo habrás notado.” –Dijo sintiéndose un tanto avergonzada.
Me sorprendió el cambio en su actitud, por lo cual decidí acariciar con delicadeza una de esas redondas nalgas y besé su cuello, su cuerpo reaccionó de inmediato sublimándose por el suave contacto en su piel.
“Me gusta ver cómo nos vamos entendiendo. Te veo muy ansiosa. ¿Quieres masturbarte para mí?” –Le dije mientras le entregaba el dildo.
Ella lo tomó de mala gana y se mostraba insegura de entregarse a su propia lujuria, pero su cuerpo necesitaba con cierta urgencia de un alivio, para ese momento se habían esfumado todo su recato y aires de suficiencia. Era como si aquella voluntad indomable, en el fondo necesitara ...
... conocer el sometimiento en su propia carne.
En poco tiempo, su cuerpo se entregaba al placer del orgasmo obtenido por sus propios medios, el dildo se deslizaba frenéticamente en el interior de su coño, guiado por la destreza de sus delicadas manos. La fascinación me embargaba, al observar a tan digna dama soltarse sin inhibición alguna, al impetuoso llamado de su propia concupiscencia.
Disfruté de cada instante que mis ojos contemplaron, admito que fue en extremo difícil contenerme. ¡Deseaba tanto estar dentro de ella! Pero de alguna manera, consideré que lo mejor era esperar al momento en que ella me suplicara para que eso ocurriera. Bárbara estaba tan caliente como una perra en celo. Una mujer como ella podría masturbarse varias veces en un día, y aun así querría ser penetrada hasta quedar exhausta.
Su lenguaje corporal indicaba su necesidad por el contacto de otro cuerpo, sus ojos parecían solicitarlo, simplemente permanecí observándola alcanzar una serie de orgasmos consecutivos hasta que se detuvo, deseosa de regenerar sus fuerzas.
“Ahora que nos estamos sincerando mutuamente, dime una cosa. ¿Tu esperabas que sucedería todo esto cuando me mostraste el video?” –Dijo ella entre jadeos.
“La verdad es que no esperaba nada de esto. Yo solamente quería darte un buen susto y librarme del castigo, luego hiciste que me bajara los pantalones y sacaste a relucir tus fijaciones fetichistas. Eso me dio la pauta de lo que estamos haciendo, pero creo que nos hemos dado una ...