El poder despoja a quien no lo tiene.
Fecha: 26/09/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... y humillada, su única salida era complacer todas y cada una de mis órdenes.
Tomé asiento en el mullido sofá de su despacho, luego le indiqué recorrer su oficina caminando del mismo modo altivo, que la distingue cuando recorre los pasillos del liceo. Deseaba ver cuán dispuesta se encontraba de seguir mis indicaciones, por absurdas que estas fueran.
Noté el modo en que sus delicados pezones, parecían encenderse al ritmo en que esas redondas tetas se agitaban rebotando conforme caminaba. Al finalizar su pasarela nudista, la invité a poner su vientre sobre mi regazo con la excusa de tenerla cerca. Al instante, ella intuyó mis intenciones de azotar esas redondas nalgas. Y no iba a resistirme a cambiarle el color a ese pálido culo que ansiaba enrojecerse con unas buenas nalgadas. La estuve azotando hasta que me dolió la mano.
Posteriormente debió inclinarse con las manos sobre su escritorio con las piernas abiertas, constaté pese a su reticencia, la forma en que sus jugos escurrían por aquellos bien formados muslos. ¡A la mujer le calentaba en secreto haber adoptado el papel de sumisa ante su estudiante!
Deslicé gentilmente el fuete entre sus piernas, comenzando desde abajo y jugueteaba en los lugares mayormente humedecidos, pude escuchar un gritito y una serie de gemidos conforme el fuete acariciaba ciertas áreas.
“Al parecer estás disfrutando de esto tanto como yo. ¡No seas tímida al respecto! Es tu cuerpo expresándose sin tu permiso ante su amigo el dominio.” –Le ...
... dije.
La vi temblar mientras continuaba jadeando, le avergonzaba tanto el hecho de que me percatara de su excitación, una vez que la había sometido por completo. Esta vergüenza se acrecentó, en cuanto me vio hurgar en los cajones de su escritorio y me encontré con un diminuto vibrador de baterías, estaba completamente nuevo y aun se encontraba en su caja.
“¡No es lo que piensas! Eso no es mío, se lo confisqué a una de tus compañeras esta mañana.” –Exclamó nerviosa y llena de vergüenza.
“Vamos a jugar a algo que nos va a gustar mucho, por cada mentira que digas, te daré un azote en ese hermoso y apretado culo tuyo.” –dije antes de azotarla.
Su cuerpo se estremeció, su respiración se agitaba, era obvio que le dolió y de alguna manera, parecía disfrutar del dolor en esas caricias. Mismas que ella se había fascinado prodigándole a otros durante años.
“¿Sabes una cosa? Eres una mujer perversamente fascinante. Y pareces disfrutar de esta situación. Creo que llegaremos a ser buenos amigos. ¡Eres una calentona, y eso me gusta de ti!” –Le dije al momento de acariciarla.
“¡Eso no es cierto! Lo que sucede en realidad, es que me siento tan mortificada por esto. ¡Jamás me habían vulnerado de esta forma!” –Exclamó nerviosa.
Le di otro azote, no muy fuerte porque en cierto modo, estaba diciendo algo verídico. Pero su negación a admitir que lo disfrutaba, le acarreó el pequeño castigo.
“¡Ya no me pegues! ¿No te ha bastado nalguearme hasta que te dolió la mano?” –Dijo ...