1. Fantasías con la niñera


    Fecha: 08/10/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Ahmed89, Fuente: CuentoRelatos

    El siguiente relato ocurrió en mayo de este año. Yo llevaba casado con mi esposa veinte años, y hacía un tiempo en que mi apetito sexual parecía muerto, hasta que conocí a nuestra niñera. Esa noche, mi esposa y yo iríamos a una quedada con nuestros amigos, y nuestros hijos, un niño de siete y una niña de catorce necesitaban a alguien que cuidara de ellos. Normalmente se quedaban los abuelos con ellos, pero esa noche justamente no podían. Y bendita casualidad, porque fue cuando apareció Silvia, dando un poco de sabor a esta vida que cada vez me parecía más insulsa.
    
    Mi esposa se encargó de contactar con ella. Era la hija de unos médicos que vivían a 45 minutos de nuestra casa. El día en que llegó a casa, me quedé prendado de ella. Con sus 19 años, tenía una figura que encandilaba a quien la viera: delgada, piernas bonitas, pechos grandes, culo respingón, piel blanquita… Tenía una larga melena rubia que caía sobre sus hombros, una boca de fresa y ojos azules. Su delicada voz no pudo más que generarme una erección, que intentaba disimular mientras mi esposa le daba indicaciones respecto a nuestros hijos. Nuestros hijos salieron a recibirla, mientras mi esposa y yo nos dirigíamos hacia la puerta mientras les decíamos que los queríamos. No sé si mi esposa se percató de que la miraba, porque con las prisas no estaba muy pendiente. Pero en apenas esos segundos en que la vi quedó clavada como imagen en mi mente.
    
    Estuvimos pasando el rato con nuestros amigos, pero yo estaba como ...
    ... abstraído, sin que nada de lo que comentaran llamara lo más mínimo mi interés. Sólo pensaba en aquella ninfa que en aquellos momentos estaría sentada en mi sofá con mis hijos. En un momento dado fui al baño, me mojé la cara porque sentí que debía despejarme y pensaba “tranquilízate, le sacas treinta años, es una cría, apenas cinco años le separa en edad de tu hija pequeña”, pero mi lado racional me había abandonado, sólo tenía un fuego en mi interior que necesitaba apagar. Salí y le comenté a mi esposa, que estaba algo borracha, si no pensaba que ya era demasiado tarde y que aún tendría que llevar a nuestra niñera a casa. Ella accedió y mientras íbamos en coche mi mente decía “¿crees que habrá llevado a un novio a darse el lote con ella a la casa?”, por un lado, por decencia y en parte también por celos, deseaba que no. Pero imaginarla siendo penetrada por uno o más chicos de su edad me excitaba y me mantenían la polla dura como una asta de bandera.
    
    Al llegar, Silvia estaba tumbada en nuestro sofá, con la faldita algo levantada, mientras nuestros hijos dormían en sus camas. Habían comido lo que mi esposa les había dejado en el frigorífico. Viendo que había dado un buen servicio, mi mujer le dio las gracias y le dio el dinero acordado. Acto seguido, me ofrecí a llevarla hasta su casa. Era mi oportunidad de poder pasar tiempo con aquel regalo de los dioses. Se sentó en el asiento del copiloto, al ponerse el cinturón, se le marcaron los pechos con la presión que este ejercía ...
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