El postre
Fecha: 10/10/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos
... tetitas). Vestía una minifalda de mezclilla que tapaba hasta 20 cm más abajo de la línea donde terminaba el culo... En otras palabras, al agacharse o sentarse invariablemente mostraba su ropa interior de color blanco.
Su torso superior estaba engalanado con una polera de seda, color gris, semi transparente y relativamente holgada con pabilos muy finos. Sus pezones estaban disimulados por un sostén de encaje en el mismo tono gris de la polera...
Poco antes de partir hacia el restaurante, nos enfrascamos en una acalorada discusión (la primera desde el asado) que terminó con ambos echando chispas por los ojos, por lo que no nos dirigimos la palabra durante el trayecto y en la mesa tomamos asiento uno frente al otro y no lado a lado como usualmente hacíamos…
La mesa preparada para nosotros estaba ubicada en un sector más bien apartado dentro del mismo local, semioculto detrás de un exuberante jardín interior. Estaba compuesta por 3 mesas cuadradas pequeñas juntas y unidas por manteles. A nuestro arribo, el garzón que nos guío, decía que lo señores habían llegado hacía unos 10 minutos. En efecto, en la cabecera, disfrutando de su aperitivo, estaba, Julio. Era el jefe. Se apreciaba un viejo de unos 65 años, bajo (1,65 cm), con panza cervecera y calvo, de cuello y brazos gruesos y vivaces ojos azules... A su derecha estaba Víctor, de unos 30 años, un poco más alto que su jefe, de contextura más bien gruesa, moreno y parlanchín...
Nos saludamos de apretón de manos. Tare, ...
... además, les dio un beso en la mejilla a cada uno. Al ubicarnos, me senté a la izquierda de la cabecera y mi mujer al lado de Víctor en diagonal a mi, pues enfrente tenía al capitalino...
Sin perder tiempo, pedí nuestros aperitivos, pues el de los invitados ya iba por la mitad... Entramos en amena charla. Tarella se comportaba a la altura. Terminábamos casi el segundo sour, cuando apareció el gestor de la reunión, es decir, don Patricio Parrón, nuestro abogado, el que, tras el saludo de rigor, se sentó al lado de mi mujer. El ademán de mi esposa al momento de aceptar el beso de saludo del abogado para nadie pasó desapercibido, pues tras girar la cabeza repentinamente, recibió el ósculo, en mitad de la boca. La perla, inauguraba su numerito con descaro y aplomo. Estaba entre dos hombres que no paraban de mirar lo que ella gustosa comenzaba a exhibir...
Cada cierto tiempo, en las pausas que surgían entre sus secreteos, levantaba la vista hasta toparse con la mía… A propósito, (no sé por qué) la vez que nos encontramos, la miré con una ira que no sentía. Su reacción confirmó mis sospechas… quería humillarme… y yo solo sentía una morbosa curiosidad por saber hasta dónde sería capaz de llevar las cosas… Una sola cosa tenía segura en mi mente… con el tinterillo, ni cagando, al menos no delante de mí…
Recordaremos que la muy puta, ya le había mostrado los calzones al tinterillo aquella vez que la sorprendí y que, al confrontarla al siguiente día, nunca aceptó… Al insistir, ...