Mi caliente y maduro jefe
Fecha: 14/10/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Peach, Fuente: CuentoRelatos
Comencé mi servicio social en un despacho jurídico, a decir verdad no tenía tantas ganas de ir, me aburría estar revisando papeles todo el día e ir de oficina a oficina para recolectar sellos y demás cosas, o bueno, eso me comentaron que tendría que hacer. Pero cuando vi a mí nuevo jefe, no me quedó duda de que haría todo menos papeleos.
Un hombre maduro de 42 años, alto fornido con barba, trajeado y siempre oliendo a loción cara, desde la primera vez que lo vi me imaginé arriba de su polla, imaginaba que estaba grande y la saboreaba en mi boca.
Pero pronto mi ilusión de montarme en él se fue a la basura, ya que era casado y parecía ser muy fiel o al menos eso decían en la oficina.
No perdí oportunidad, cada día iba con faldas ajustadas y accidentalmente desabrochaba un botón de más en mi camisa, pero no servía de nada, ignoraba cada señal. Resignada a trabajar en papeleos y cosas sin sentido, llegó el día que su secretaria tuvo que irse de incapacidad y buscaron una suplente la cual, fui yo.
Así que mi esperanza se avivó, ahora me tomaba más en cuenta ya que era su secretaria y mano derecha, entonces comencé a decirle a su esposa que estaba ocupado en juntas o con mucho trabajo, y siempre que entraba a su oficina trataba de acercarme un poco más, hasta que empecé notar su mirada rápida en mis pechos o en mi trasero, estaba logrando mi objetivo.
—Peach, mañana nos vamos tarde, hay que terminar el proyecto —Asentí antes de verlo salir. Esa sería mi ...
... oportunidad.
Me vestí con lencería negra y unos ligeros preciosos, mi tanga negra era minúscula dejaba ver mi culo redondo y apenas si tapaba mi coño que ya escurría por querer subirme en él. Y mi sostén tenía encaje, dejaba ver mis pezones paraditos. Encima coloqué una falda de tuvo verde oscuro muy ajustada y una camisa blanca justa con un botón desabrochado, me solté el cabello y puse unos tacones negros y mis lentes.
Al llegar, noté su mirada y dejé caer un lapicero para agacharme y enseñarle todo el culo, escuché que tosió un poco. Por la tarde cuando la oficina ya estaba vacía mientras él y yo checábamos expedientes me levanté a cerrar con seguro su oficina, no me importaba verme como una puta fácil, quería que me cogiera y tenía que cumplir mi capricho.
—¿Qué haces Peach? —Dejo de ponerle atención a sus hojas y me vio extrañado, traía su pantalón de vestir y una camisa blanca un poco desabotonada.
Sin ninguna pena, comencé a desabrocharme la blusa mientras caminaba hacia él sin dejarlo de ver, hasta que quedé frente a él y solo en sostén.
Justo en ese momento comenzó a sonar su teléfono, sabía que era su esposa y antes de que alcanzará el teléfono se lo arrebaté de las manos.
—Hoy no, estás ocupado vas a cogerte a tú secretaria —Subí mi falda para poder sentarme encima de él, me miró indeciso por un momento, pero cuando saque mi sostén y miro mis tetas redondas y con los pezones parados su mirada cambio, parecía que me quería comer.
Entonces metió su mano por ...