1. Memorias de África (III)


    Fecha: 16/10/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Carmen Van Der Does, Fuente: CuentoRelatos

    ... cualquier otro”, pensé.
    
    Pero no fue así. Me cogió por los hombros y me levantó poniéndome de frente a todo el grupo. Habló al grupo mientras ponía su mano en mi sexo. Mientras hablaba sonreía y me metió su dedo en el coño. Separado de la hoguera había un pequeño montículo del terreno con hierba en la parte más alta. Había colocadas hojas de helechos. Aifon me llevo cogida de la mano y se sentó. Cuando se acomodó me hizo una seña con la mano para que fuera con ella.
    
    -Por favor, delante de ellos no, por favor, por favor -le grité casi desesperada.
    
    No me quedó más remedio que hacer lo que me decía sin rebelarme. Si hubiera estado a solas en la cabaña con ella me hubiera revelado, pero ahora no podía.
    
    -Zorra de mierda, Dios... como te pases conmigo te juro que me las pagarás -le grité con rabia.
    
    De la oscuridad sacó una varilla de madera muy fina y empezó a azotarme, pero sin fuerza... me dio la sensación de que no quería hacerme daño. Al menos lo hizo en la nalga que no me azotó por la tarde, pero eso quitó ni un ápice la rabia y la vergüenza que sentía en aquél momento. Empecé a llorar como lo hice por la tarde, pero extrañamente sentía un leve dolor mezclado con placer. Me cambió de postura, dejando todo mi pecho apoyado en sus piernas y mis rodillas en el suelo. Los azotes no eran seguidos, entre golpe y golpe se tomaba unos segundos. Aifon dejó de azotarme, me levantó y me llevó de nuevo al tronco de madera que hacía de potro. Me sentía vencida y no tenía ...
    ... fuerzas ni para cerrar las piernas, puede que eso fuera lo que esa hija de su madre iba buscando.
    
    Se acercó un hombre hacia mí y se puso detrás. Me abrió un poco más las piernas, separó las nalgas y pasó su lengua por el agujero de mi culo. Luego con una mano masajeó mi raja, mientras con la otra se cogía el pene. Se masturbó hasta que aquel pene cogió un buen tamaño. Al menos tuvo la delicadeza de masturbarme un poco. Llevó su polla hasta mi sexo y rozó con la punta del glande toda mi raja. Lo pude sentir suave y caliente. Hizo un par de amagos metiendo dentro de mi raja la cabeza de su polla. Luego con un solo golpe de pelvis, la hundió en mi coño. Estaba mojada y la penetración no me dolió mucho a pesar de la violencia. Sentía aquella polla desconocida entrar y salir de mi vagina de manera rápida, seca, pero llenándome entera. Cerré los ojos y no pude reprimir los gemidos. El hombre gruñía y me sujetaba con fuerza el culo. Pareció como si antes se hubiera decepcionado al meterme el dedo y ahora mi vagina estuviera tal y como él quería. Estaba muy mojada, cada vez me excitaba más, y aquella enorme polla me estaba dando un placer que no había sentido en todo el tiempo que llevaba con aquellos salvajes. Antes de que él se corriera, yo había tenido ya un orgasmo. Quise gritar de placer, pero no pude, estaba ahogada por la posición de mi cuerpo. Sentía el vaivén, el glande en la entrada de mi sexo totalmente distendido, sus testículos golpeando mi vagina a cada embestida... Más ...