EL CASTIGO DE CLAUDIA I
Fecha: 21/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: zaphyre, Fuente: RelatosEróticos
... prueba a Manuel de una vez por todas.
Claudia se preparó para el plan que tenía en mente y decidió depilarse completamente su coño. Desnuda en el baño, sus manos se deslizaban suavemente por su piel sensible, sintiendo el roce mientras se acariciaba. Sus pensamientos lascivos sobre Manuel no podían ser contenidos, y un deseo ardiente la consumía.
En medio de su excitación, Claudia notó un mango de cepillo del pelo cerca de ella. Sin poder resistirse, tomó el objeto y lo acarició con lujuria, imaginando que era la polla dura de Manuel. Lentamente, comenzó a frotar su coño mojado con el mango, disfrutando de la sensación de llenura y placer que se apoderaba de ella. Cada movimiento hacia arriba y hacia abajo aumentaba su excitación, sintiendo cómo su clítoris se volvía más sensible e hinchado.
Sus gemidos apagados llenaron el baño mientras se entregaba al placer solitario, imaginando a Manuel frente a ella, observando cada uno de sus movimientos. Con cada roce del mango del cepillo, se acercaba más y más al precipicio del orgasmo. Finalmente, en un estallido de éxtasis, su cuerpo se sacudió con espasmos de placer mientras el clímax la envolvía por completo.
Claudia se apoyó contra la pared del baño, recuperándose del intenso momento. Sabía que estaba lista para poner en marcha su plan y desatar la pasión con Manuel.
A la mañana siguiente, Claudia se despidió de su madre y su abuela, quienes se marchaban al médico. Una vez que cerró la puerta, corrió excitada ...
... hacia su habitación.
Dentro de su cuarto, se despojó de su ropa lentamente, disfrutando del cosquilleo que recorría su cuerpo. Sus pezones se endurecieron y su coño se empapó mientras se preparaba para la llegada de Manuel. Decidida a provocarlo al máximo, eligió un pantalón diminuto de tela elástica que se ajustaba a la perfección a su cuerpo, marcando con claridad los labios de su coño. Cada pliegue y contorno se hacía visible a través de la tela, invitando a la mirada lasciva de cualquier hombre que tuviera la fortuna de verla.
Complementó su atuendo con un top ajustado y traslúcido que apenas cubría sus oscuros y erectos pezones, dejando ver sus pechos tentadores con total descaro. Cada movimiento que hacía, cada paso que daba, era una invitación sensual a la lujuria y al deseo desenfrenado.
Satisfecha con su elección, Claudia se sentó en el sofá, impaciente y ansiosa, sintiendo cómo el calor se acumulaba entre sus piernas. Cada minuto que pasaba se volvía más excitante y su coño palpitaba de deseo. Sabía que en cualquier momento Manuel llegaría.
El timbre sonó, y Claudia saltó del sofá como un resorte, apresurándose a abrir la puerta. Al hacerlo, se encontró con Manuel sosteniendo la caja de verduras en sus manos. Con una sonrisa pícara en los labios, lo invitó a pasar y juntos se dirigieron a la cocina. Claudia se movía de manera provocativa, contoneando su cuerpo delante de él, sabiendo que su mirada estaba fija en cada uno de sus movimientos.
—Vaya, Manuel, ...