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Primer encuentro con mi cuñada
Fecha: 26/10/2024, Categorías: Incesto Autor: vfive5, Fuente: CuentoRelatos
Desde hacía varios meses deseaba que se produjese aquel encuentro. Ansiaba con todas mis ganas que se diera la ocasión para estar a solas con ella. Mi cuñada era una mujer de cuarenta y pocos, de estatura media y complexión fuerte pero sin sobrepeso. Con unas formas muy agradables y un cabello moreno que destacaba. Además, la caracterizaban unos preciosos rasgos raciales que llaman la atención. Sus atributos más especiales sin duda eran sus enormes pechos. A mí me gustaba todo de ella y desde siempre le había mostrado mi más sincero afecto. Últimamente, cada vez que la ocasión lo permitía, ambos nos acercábamos algo más de la cuenta y nos rozábamos de forma casi casual pero muy buscada. Yo solía hablar con ella largos ratos y rodear con mi brazo su cintura. En ocasiones incluso introducía mi mano bajo su blusa dándole suaves caricias en la espalda. Nunca me rechazó, sonreía y dejaba que hiciera. Aquella tarde ella iba fuera por trabajo con dos compañeros y yo traería de regreso su vehículo desde el aeropuerto. Íbamos cuatro personas en el coche. Por azar yo ocupé una posición en el asiento de atrás y allí vino a parar ella. Llevaba pantalones vaqueros ajustados y camiseta por fuera de la ropa. Delante dos amigos que nos daban conversación y que servían de excusa para no despertar sospechas. Iniciamos el viaje conversando sin más. Se hizo la noche y llegó la intimidad. En un determinado momento cogí su mano para acaparar su atención mientras le ...
... hablaba. El contacto de nuestras manos sabía a gloria. Normalmente esto habría durado apenas dos segundos, pero ella se mantuvo cercana, recibiendo con agrado mis suaves caricias que iban recorriendo su mano de principio a fin. Mantuvimos esa postura mientras acercábamos nuestros cuerpos para hablar más de cerca y con voz más baja. Apenas llegaba a rozarla pero la química hacía que todo fluyera. Nuestras manos cayeron sobre su pierna, apoyé mi mano y al instante siguiente proseguí mis caricias casuales sobre su pierna más cercana. Ella no decía nada, seguía la conversación sin distraerse. Yo me mantuve tranquilo, con delicadas caricias que viajaban lento de una parte a otra, invadiendo poco a poco la cara interior de su muslo y llegando de forma sugerente a su parte más reservada. Sin duda, estaba atravesando fronteras que delataban deseo mutuo. Dudé, tragué saliva, respiré y la observé tranquila, complaciente y con una leve sonrisa provocativa. Supe que ambos deseábamos lo mismo. Me resultó imposible contenerme. Dejé que toda la extensión de mi mano la recorriese cálidamente subiendo pierna arriba hasta llegar a zona íntima. Ella mordió su labio inferior cuando notó como mis dedos sobre su ropa recorrían la zona de su entrepierna. El calor emanaba de forma intensa. Mis dedos leían su anatomía. Se notaban bajo la ropa sus braguitas y su coño, abultado y carnoso, derritiéndose por momentos. Apoyé mi brazo en su torso. Me rozaban sus pechos y mi mano quedó atrapada por ese ...