1. Luna de fresa


    Fecha: 28/10/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Tristante, Fuente: CuentoRelatos

    ... botella de champán acompañada de dos copas, y tras abrirla le pedí un brindis. Ella brindó por nosotros dos, yo sólo supe brindar… por ella, siempre.
    
    No pude evitar lanzarme a besarla y no dejamos cada uno de sorber ansiosamente el champán de la boca del otro. Poco me importaba ya donde se encontrara mi copa, pues no podía prestar atención a nada que no fuera ella, su cuerpo, su cara, su boca, su cintura, sus pechos, sus caderas, y finalmente, pero muy pronto, su sexo.
    
    La empecé a notar muy excitada con mis caricias, y ello la lanzaba sobre mí, hasta el punto de empujarme y tumbarme sobre la manta, poniéndose a horcajadas encima mío.
    
    Tumbado como estaba sólo acerté a agarrarla fuertemente de las tetas, mientras ella había dejado su copa y agarrando la botella, bebió de la misma derramándose de sus labios gran parte del champán.
    
    Su blusa blanca mojada me mostró como se le marcaban sus erguidos pezones. Mis manos descendieron a sus caderas, levantando su falda para cogerle y amasarle todo su culo con total ansia y desesperación.
    
    Dejando la botella me desabrochó el pantalón y bajándomelo de un tirón a la vez que mi bóxer engulló todo mi pene, hecho un verdadero mástil, en su boca, succionándolo con deseo y fruición.
    
    Se me pusieron los ojos en blanco, quizás huyendo de visionar tanto placer como el que me hacía sentir, y me concentré para evitar correrme y poder disfrutar infinitamente de todo el gusto que me estaba ...
    ... ofreciendo.
    
    Y es que esta chica me llevaba a límites insospechados, y mientras me inclinaba a ver cómo me chupaba sin cesar, ella levantaba un poco su mirada para observar en qué punto de gozo me encontraba. Esa noche había decidido llevar ella todo el control, y el champán, le acababa de dar el atrevimiento necesario, si es que no lo tenía ya desde la propia cena, con aquel vino tan oportuno.
    
    De momento dejó de lamer mi pene que brillaba reluciente a la intensa luz de la luna y poniéndose de nuevo sobre mí apartó sus bragas y se metió mi pene hasta el fondo de su vagina. En la noche se escuchó un gemido de placer incontrolado y, como si estuviese poseída, empezó a cabalgarme con firmes y rápidos movimientos que dejaban mi miembro casi fuera cuando ella ascendía y en la más absoluta profundidad cuando se lo penetraba de nuevo.
    
    El ritmo fue creciendo a la par que sus gemidos convertidos prácticamente ya en gritos, cuando, de pronto, escuché mi nombre salir como de su interior más profundo, y noté como se contraía su vagina totalmente aprisionando mi pene, todo lo cual me hizo derramar todo mi semen en su interior, mientras ella caía totalmente tumbada sobre mí con una risa entre la felicidad y la locura que me hizo sentir el hombre más poderoso y afortunado del mundo y susurrándola "qué bien follas" a su oído me quedé dormido entre sus brazos, pensando cómo había ascendido a la luna llena de fresa en la corta noche de solsticio de verano. 
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