Trabajando hasta tarde
Fecha: 31/10/2024,
Categorías:
Masturbación
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... clítoris se sentía particularmente incitado y mi vagina definitivamente estaba, como he dicho, muy húmedo, se sentía como una abertura despejada y resbaladiza que exigía inserción. Metí mis dedos en mi vagina y luego extendí mi humedad interna alrededor de mi desnudo monte de venus, mojando toda el área. Saqué mi mano para olerme y saborearme, antes de volver a sumergirla debajo de mis pantaletas para acometer contra mi clítoris con renovado vigor. Estaba muy caliente esta noche, e incluso pensé en encontrar algo de pornografía en el modo de incógnito de mi navegador web, pero pensé que sería demasiado peligroso en la computadora de mi trabajo. Así que me imaginé, en cambio, machos habidos de placer y venosas vergas, clavándose en mí, sus glandes penetrando mi vagina empapada y afianzada de mis caderas con sus manos fuertes antes de descargar una buena cantidad de semen dentro de mi vagina. Me imaginé a machos lamiendo mi entrada antes de apuñalarme allí con sus vergas, lamiendo mis pezones,
Estaba al borde de correrme. Tenía la mano sobre el mouse y había un informe en el monitor de mi computadora, pero lo miré sin verlo. Mi cuerpo estaba empezando a temblar cuando comencé a correrme, y mi mano se movía sobre mi clítoris a la velocidad del rayo, frotando furiosamente.
Fue entonces cuando un pequeño sonido, un susurro y una leve tos, se abrieron paso a través de mi cabeza nublada. Sacudí mi cabeza mientras instintivamente y con culpa rápidamente saqué mi mano de ...
... mis pantalones.
Un hombre con uniforme de intendencia estaba parado a un costado del umbral a mi cubículo, mirándome a través del cristal con una expresión desconcertada en su rostro.
Estaba en una pesadilla. Aunque por lo general estaba caliente, y no me importaba masturbarme en lugares públicos, no era una fantasía mía que me atraparan. Todas las repercusiones comenzaron a pasar por mi mente y me sonrojé profundamente. Me preguntaba si podía fingir que no me había estado masturbando, pero mi cremallera estaba completamente abierta, mis pantaletas arrugadas hacia abajo mostraba el borde superior de mi monte de venus, ¡y el olor!!!, el olor era inconfundible. Por instinto empecé a deslizar mi silla hacia adelante para esconder mi cremallera abierta debajo de la cubierta de cristal de mi escritorio, lo cual obviamente no ayudo mucho, mientras el intendente continuaba mirándome.
Este intendente en particular era una nueva incorporación a nuestra oficina; él había estado allí unos meses. Parecía agradable, pero no había llegado a conocerlo bien. Tenía que admitir que muy a su estilo era guapo; tenía el cabello castaño corto, penetrantes ojos oscuros y una barba incipiente de “chivo”. Era de mediana estatura, bastante delgado y usaba calzado sencillo pero se veía grande (saben a lo que refiero J) que sobre salía de su desalineado uniforme. Más importante aún, aunque los tatuajes y su piel curtida, exponían una dura vida, era amable, respetuoso y siempre prestó atención ...