Vergüenza en la oficina
Fecha: 01/11/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
La situación era delicada para los siete empleados, incluyendo a la jefa, que tenía la sucursal de la empresa en Valencia. Se intuía que habría despidos en las próximas semanas y la situación del mercado laboral no invitaba al optimismo para aquellos que perdieran su empleo.
Eva, la directora de aquella oficina, abrió el portátil y ojeó los asuntos de los correos que se acumulaban en la bandeja de entrada. Uno de ellos llamó su atención, era del jefe de la oficina central, el holandés Marcus. Rezaba así: "Estimada Eva, el miércoles acudiré a su oficina para revisar las cuentas y tomar decisiones. Atentamente, Marcus”.
La mujer tragó saliva. Estaba preocupada por el futuro de aquel proyecto en el que seis meses antes se había embarcado con toda la ilusión del mundo. El camino para llegar ahí no había sido fácil y la idea de que todo se fuese al garete la llenaba de ansiedad. ¿Qué ocurriría con la gente que trabajaba allí?, ¿qué futuro la esperaría a ella?
Miró de nuevo el correo y se dio cuenta de repente que la fecha era ese día, tenía unas horas solamente. En su agenda tenía marcada una cita con el doctor. La salud era lo primero, pero no tenía tiempo de ir a la clínica.
Decidió llamar.
Al colgar su rostro reflejó frustración. La mala suerte se estaba cebando con ella y de nuevo la obligaban a decidir, a menos que...
Allí estaba, en el cajón, el curriculum de Juan, su esperanza.
La idea hizo que se ruborizara, pero no era momento de dejar que la ...
... timidez o la vergüenza la detuvieran. Era la jefa, la responsable de todos, y no se detendría ante tan poca cosa.
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- Cierra la puerta. - dijo cuando entró el joven empleado.
Le observó durante unos segundos, mirándole fijamente.
- Tengo un favor que pedirte.
- Lo que quieras. - respondió Juan intentando agradar.
Eva forzó una sonrisa. La respuesta de aquel chico, con un matiz de ansiedad incluido, era reflejo de la situación de incertidumbre de la compañía. Por lo menos, sus empleados, a su manera, lo estaban dando todo... no podía defraudarles.
- Esta tarde tenía que ir al doctor a... a ponerme una inyección. Pero no puedo porque viene nuestro jefe y bueno, ya sabes como está el patio.
- ¿Una inyección?
- Sí, una inyección intramuscular. Creo que tú tienes experiencia en enfermería.
- Sí, fue hace tiempo pero sí, ayudé a mi tío un verano.
- Entonces puedes.
- Sí, ¿cuándo sería?
- Ahora. Tengo todo lo necesario en el cajón. - dijo la aludida sacando la caja con los viales, una aguja envuelta en plástico y una jeringuilla desechable.
- También tengo algodón y alcohol.
Juan recorrió con la vista la habitación como si buscase algo.
Eva le interrogó con la mirada.
- Nada, es que en la clínica de mi tío teníamos una camilla donde se tumbaba el paciente... es más estable creo.
La jefa pensó durante unos instantes y tomó la palabra.
- ¿Te sirve el escritorio? Es bastante amplio.
Juan asintió y sin más demora ...