Vergüenza en la oficina
Fecha: 01/11/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... todo depende de vosotros.
- ¿Qué clase de castigo? - preguntó Juan con perplejidad.
- Unos azotes en el culo. - respondió Cristina.
La incredulidad se reflejó en el rostro de Vicky y Juan notó como el calor subía por sus mejillas.
- No estáis obligados a hacer esto. - dijo Eva.
- ¿Y... y si no lo hacemos?
- Tal y como comenta vuestra jefa, esto es voluntario. Una alternativa que ofrezco. Si no queréis pues nada, cancelo el contrato tal y como tenía pensado y busco otra empresa. - respondió con tranquilidad Cristina.
Vicky y Juan se miraron.
- Está bien, acepto. - dijo Vicky.
Juan notó la presión del momento. Todo dependía de él. Sentía mucha vergüenza, la idea de que esa mujer le calentase el trasero delante de su compañera y su jefa... pero no había otro remedio, no solo por él, sino por ella, por Eva y por todos.
- Está bien.
El resto sucedió muy rápido, sin tiempo para pensar.
Cristina se hizo con una regla de madera y se sentó en una silla.
Siguiendo órdenes, Juan se bajó los pantalones y los calzoncillos hasta la altura de los tobillos cubriendo, instintivamente, su pene con las manos.
Las tres mujeres echaron un vistazo al culo del varón, dos nalgas firmes, una raja larga y glotona y bastante vello.
- Bonito culete. - comentó Cristina para mortificarlo.
- No seas tímido, las manos a los lados, eso es, enséñanos lo que cuelga entre las piernas.
Juan obedeció.
A continuación, siguiendo instrucciones, se tumbó sobre el ...
... regazo de la clienta.
Un par de caricias y enseguida las nalgadas. Primero con la mano, para calentar la zona, luego con la regla.
El correctivo se prolongó por espacio de unos diez minutos entre tandas de azotes y humillantes comentarios.
Terminado el castigo, Juan se incorporó. Para su vergüenza el miembro había crecido fruto del calor.
- Ciertamente el pompis es una zona erógena. - comentó Cristina.
Luego, se volvió hacia Vicky.
- Tu turno princesa.
La chica, mecánicamente, se quitó la falda y se bajó las bragas de un tirón dejando a la vista un culito pálido realmente hermoso.
- Ven aquí y túmbate sobre mis piernas, eso es. Empezamos vale...
Sin esperar respuesta golpeó con fuerza con la mano abierta el trasero, dejando marcada la silueta de los cinco dedos. Luego, para vergüenza de la azotada, introdujo un dedo en la vagina que, a pesar de la tensión, estaba húmeda.
- Ya estas mojadita... ¿te gusta esto de los azotes eh, pillina?
- Yo... - balbuceó la aludida.
Cristina lanzó una carcajada y se centró en la tarea entre manos.
A base de reglazos los glúteos iban cogiendo color.
- Bien, esto ha sido todo. Lo prometido es deuda y seguiremos colaborando, pero sin errores ¿vale?
Los tres trabajadores asintieron, prometieron y dieron las gracias a su cliente.
Cuando Cristina se fue. Eva agradeció a los empleados el compromiso.
- Gracias a ti. - dijo Juan.
- Gracias Eva. - dijo Vicky frotándose las nalgas.
Eva, al borde de ...