1. Las hermanas de mi novia V


    Fecha: 27/10/2018, Categorías: Intercambios Autor: Xander_racer2014, Fuente: SexoSinTabues

    ... en aquella planta sonaba amortiguada, lejana. Las luces tenues de las salas vacías junto a todas aquellas vacías creaban un ambiente tétrico. A pesar de ello, la tranquilidad se agradecía en aquellos momentos. Finalmente entré al baño. Frente a las cabinas de los retretes me encontré unos carritos con perchas de las que colgaban los uniformes de los camareros. Al parecer estaban usando aquel lugar como guardarropa al no haber ninguna celebración en esa planta en aquel momento. Pasé a su alrededor y entré. Mientras hacía mis necesidades, mi cabeza voló de nuevo al vestido de Ana, de ahí a su escote, rememorando una vez más el polvo que habíamos echado en mi casa. Se me puso dura al instante. ¿Por qué no aprovechar el momento? Me apoyé en la pared y dejé volar mi imaginación. Tras haberme acostado con ella tantas veces, hacerme una paja pensando en Ana no tenía tanta gracia, pero aun funcionaba. Recordé lo que había disfrutado follándole la boca, probablemente era una de las cosas que más me gustaban al tener sexo con ella. Estaba a punto de correrme cuando unos pasos rompieron mi concentración. "Seguro que es un camarero que viene a recoger algo de aquí o que me ha visto subir a esta planta, ¡puta casualidad!" Pensé. Conforme se iban acercando me di cuenta de que no era una persona, sino dos, y que una de ellas llevaba tacones. -¿Ves? Te he dicho que aquí no había nadie. - Dijo una voz de hombre. -No te he dicho que iba a haber alguien. Te he dicho que no deberíamos estar ...
    ... aquí. -Le respondió una voz de chica, y me resultaba familiar. Era Carla. Salí de la cabina del retrete y me quedé detrás de los uniformes de los camareros. En cuanto vi que se acercaban agaché la cabeza. -Lo que sea, tú relájate mujer. - Decía él fastidiado mientras traspasaban el umbral del baño. Se escuchaban besos sonoros de boca contra boca, y de boca contra piel. Tras unos pasos precipitados, sus cuerpos chocaron contra el mármol de los lavabos. En aquel momento me atreví a asomar la cabeza y echar un vistazo. Allí estaban los dos, Carla y el chico de la barra. Mientras él besuqueaba su cuello, ella le quitaba la chaqueta, la corbata, y botón a botón le desabrochaba la camisa. Tenía un torso fibrado, brazos anchos y fuertes, capaces de dominar a aquella y a cualquier mujer. La tomó del trasero y la subió sobre la piedra, dejándola a una altura perfecta para penetrarla. Todo estaba ocurriendo aceleradamente. El alcohol les hacía sentirse ansiosos. El siguiente paso fue meterle las manos bajo la falda del vestido. Sus piernas eran largas y suaves a la vez que fuertes, sabía que eran muy bonitas y sexys. Por ello no usaba medias, y por ello a él no le costó nada quitarle el tanga que llevaba puesto. Inmediatamente el chico se puso en cuclillas y empezó a hacerle un cunnilingus apresurado. Más que hacer disfrutar a Carla, lo que pretendía era humedecerla para poder penetrarla más fácilmente. Así que en menos de medio minuto ya estaba en pie desabrochandose los pantalones. Había ...