Un tipo de 60 años me rompe el culo como ninguno (II)
Fecha: 03/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
El lunes de la semana siguiente, fuimos a lo de Sebastián, las dos. Entramos y me saludó con un beso en la mejilla. Katia no esperó la orden, se desnudó de inmediato y se puso el collar, quedándose de pie. Sebastián me sirvió un whisky y nos sentamos en los sillones.
—Te escucho. Dijo Sebastián.
—Quiero probar, me excite mucho viéndola a Katia. Y no sé si porque quiero ser sumisa, o domina. Al día siguiente, viste lo que hicimos. Y te aseguro que tuve muchas ganas de seguir. También de llamarte para que me aconsejes que comprar para dominarla totalmente. Pero quiero probar ser tu sumisa. ¿Se puede ser sumisa y domina?
—Claro que se puede. Te propongo algo. Te propongo que hoy pruebes ser sumisa, empieces a ver si te gusta, buscar los límites. Y de allí ver como seguimos, o sigues sola. Dijo Sebas.
—Me parece bien. Hagámoslo.
—Primero establezcamos algunos puntos:
Si algo empieza a no gustarte debes decir Amarillo.
Si algo no te gusta y quieres que me detenga: Rojo.
¿Algo que quieras decir?
—No, nada. Dije
—Bien, si no obedeces alguna orden, habrá un castigo. ¿Lo entiendes?
—Sí.
—¿Empezamos? Me preguntó.
Respiré hondo, tome lo que quedaba de mi vaso de whisky y le dije que sí.
—Desnúdate. Me dijo.
Me quite la ropa mirando el piso, increíblemente, me avergonzaba hacerlo. Cuando estuve totalmente desnuda, me dijo que busque en la caja donde Katia había sacado su collar y su correa. Fui, había otra y me lo puse. Él tomó las dos correas ...
... y nos llevó a la habitación.
—Última oportunidad: ¿Seguimos o te detienes?
—Seguimos. Contesté. Y el tomo la fusta de una pared.
—Maka, ¿Has sido infiel a tu hombre?
—No, para nada. Dije.
Los dos fustazos que recibí en el culo me dolieron pero también me comenzaron a excitar. No entendía el porqué del castigo.
—¿Acaso no tuvieron sexo con Katia? Me preguntó.
—Si amo…
—Una mujer también puede ser infiel con otra mujer, no solo con un hombre. Dijo.
No lo había pensado, y él tenía razón. La mire a Katia, y ella estaba parada mordiéndose los labios, totalmente quieta.
—¿Te has masturbado?
—Si amo. Pensando en esto y en Katia. Dije.
—¿Pensando en ser infiel a tu hombre? Me preguntó.
—Pensamientos impropios amo. Dije.
—La señora usa palabras para no aceptar la realidad. Repito la pregunta: ¿Pensando en ser infiel a tu hombre?
—Solo con Katia. Dije sin saber si iba a haber castigo o no.
Para mi sorpresa, no me castigó con la fusta. Hizo que Katia se acueste en la camilla boca arriba y que ponga las pierna en los posa piernas. Nos sorprendió a las dos. Ella lo hizo, él amarro sus muñecas a la camilla y las piernas al posa piernas. Buscó un par de esposas y me esposó las manos en la espalda. Hizo que separe las piernas e introdujo un vibrador en mi concha que a esa altura ya estaba empapada. Lo hizo funcionar muy suavemente, pero las vibraciones me repercutían en todo el cuerpo.
—Chupale los pechos. Me dijo Sebas.
Me acerque a los ...