1. El don de Carlos


    Fecha: 27/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Javítelaví, Fuente: CuentoRelatos

    ... decidió a tocarme las nalgas. Mi coño estaba chorreando del todo. Era increíble cómo mi cuerpo se había relajado y cómo se contraía cuando apretaba con los dedos en determinadas partes. De nuevo me corrí.
    
    - Tres. ¿Te está gustando?
    
    No contesté.
    
    Oí un ruido de ropa y supe que se estaba quitando los pantalones. Se encaramó sobre mi culo y noté su paquete desnudo en mi culo.
    
    - Oye...
    
    - Ssh... Mira qué bien, el sujetador me iba a molestar...
    
    Desprendió mi sostén y empezó el masaje por arriba. Ya no estaba demasiado pendiente de sus manos porque su polla me estaba golpeando los cachetes del culo al ritmo de sus brazos. La tenía dura, dura. Y caliente. Apretó un poco más en las cervicales y me vine.
    
    - Cuatro. Oye, ¿no tienes curiosidad? Deberías notar mis calzones. ¿No te has fijado que no llevo ropa interior?
    
    Levanté la cabeza y miré para atrás. Estaba sobre mí; no me fijé nada más que en su polla, intentando no levantarme demasiado para que no me viera las tetas. No era muy grande, pero su capullo rojo rezumaba líquidos que caían hasta mi culo. Sus huevos estaban prietos y tenía bastante vello. Olía muy fuerte y me atrajo.
    
    - Te dije que no abrieras los ojos. Fuera el tanga.
    
    Esta vez metió la mano entre mi tanga y mi raja del culo y lo quitó lentamente.
    
    - Veo que estoy haciendo bien mi trabajo... Mmm... Qué bien huele tu coño... Venga, los hombros y vamos a por el quinto.
    
    Dicho y hecho. Sentirme desnuda ante un cuerpo desnudo me excitaba ...
    ... muchísimo. No tardé en dar espasmos. Cada orgasmo estaba sido más fuerte que el anterior.
    
    Se inclinó sobre mí y me dijo que si esto me había gustado, con la lengua era mucho más placentero. Le pedí que me chupara. Puso un cojín debajo de mi estómago y separó mis piernas. Comenzó una chupada antológica de ano. Me folló el agujero con su lengua, que no sé cómo endureció y parecía una pequeña polla que me jodía placenteramente. Mientras, olvidándose de lo de sólo chupar, me metió un dedo y dos y tres en la vagina. Entraron con una gran facilidad hasta el fondo; me coño estaba muy receptivo y sólo con el roce volví a ver la gloria. Luego cambió: me chupó el coño y me metió un dedo en el ano. Entró bien, como el segundo. Los flujos y el aceite facilitaban las cosas. Y me estaba comiendo todos mis flujos de vicio... Me dio la vuelta y por primera vez me vio de frente. Mi hilito de pelos sobre mi vagina le cambió la cara. Y mis pechos respingones y mis pezones oscuros mirando al techo propiciaron unos piropos increíbles. Mis labios vaginales se salían de mi cuerpo y le decían a Carlos que siguiese con la mamada, cosa que no tardó en hacer. Estaba totalmente entregada a él, el placer que me estaba proporcionando era incalculable. Estaba deseando que me penetrase con su verga y se lo dije: "Métemela, métemela hasta el fondo, te deseo dentro de mí". Estaba tan lubricada que mi coño pedía más y más. Estaba gozando como nunca, ya había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido. ...