Fantasías de mujer (2)
Fecha: 16/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Kimera58, Fuente: CuentoRelatos
... moverse después de una corrida antológica pero ahora me tocaba a mi, yo también estaba cachondísima y no podía volver al trabajo sin satisfacerme, me puse de rodillas inclinándome sobre el inodoro y abriéndome las cachas la animé,
–Venga Sara es tu turno enséñame lo que haces con la lengua.
–Uuuuum Carmen, puta, pero cómo tienes de abierto el chocho y el culo, se ve que ese cabrón te jodió bien.
–Has visto perra cómo tengo el culo de abierto. Así es cómo te lo dejan después de una buena enculada.
–Joder Carmen, todavía lo tienes dilatado, ese cabrón la debía de tener gorda y te dio bien por el culo.
–Siii puta, me dio bien por el culo, anda chúpalo, prueba la lefa del negro directamente.
Sara se amorró como la zorra que es y metía su lengua en mi culo alternándolo con mi coño, sus dedos exploraban allí donde su lengua no alcanzaba, me metía dos o tres dedos y mi coño chorreaba. Lo tenía encharcado y yo añadí un dedo mientras Sara con su lengua exploraba mis agujeros.
–Aaaaah me corro puta me corrooo, fóllame (Sara metía sus dedos en mi culo y mi coño y los sacaba bien pringados de mis caldos.
Ya un poco recuperadas, nos arreglamos el desaguisado que habíamos organizado, nuestras bragas estaban empapadas y estaban para un buen lavado. Antes de irnos de vuelta a nuestros puestos me dijo.
–Oye Carmen, yo tampoco he estado nunca con un negro y me has puesto cachondísima. ¿No te importaría quedar con John y conmigo y tener un asunto los tres? Como ves ...
... me va la marcha y a ti veo que también, si el chico vale lo que cuentas los tres lo podríamos pasar de maravilla.
–Oye pues no es mala idea, yo ya sabía que eras una calentona y con la lengua haces maravillas, déjame que le llame y quedemos, tú puedes aparecer por casualidad y así no parece todo tan preparado.
Llamé a John que estuvo encantado de volver a quedar y nos citamos al final del día. Sara y yo acordamos que ella aparecería unos minutos más tarde y, como ya la conocía de nuestro primer encuentro en la cafetería, suponíamos que todo iba a ir como la seda.
Me encontré con él como acordamos y pedimos un par de copas. Al rato, apareció Sara y se unió a nosotros. John se desenvolvía bien con las dos pero nos dijo que tenía un antiguo amigo colombiano que se conocían de hace mucho y podíamos quedar los cuatro para no estar tan “descompensados”. Ni Sara ni yo esperábamos más personas, pero tampoco era cuestión de oponerse, así que esperamos mientras John llamaba y quedaba con su amigo Fidel.
Cuando éste llegó me quedé encantada y, por la cara que puso Sara, también. Era un hombre alto y fuerte, del estilo de John, más mulato que negro.
Fidel nos animó a ir a un sitio de copas caribeño en donde se podía bailar y aunque no era nuestro plan inicial allá que nos fuimos. Menos mal que ese día mi marido seguía de viaje por lo que no tuve que dar explicaciones si llegaba tarde.
Estuvimos bebiendo y bailando, Sara y yo nos alternábamos con ellos en los bailes y la ...