Yo lo despreciaba, pero me terminó haciendo su perra (2)
Fecha: 17/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Angie Vera, Fuente: CuentoRelatos
Eliseo tenía todavía su mano derecha en mi muslo izquierdo. Yo sentía sus dedos acariciando mi pierna, yo tenía mi mano sobre la suya, acariciándolo también. Su mano se sentía gruesa, su piel algo rasposa y seca. Mi pierna izquierda estaba cruzada sobre la otra, en parte por comodidad, en parte por timidez. Jamás había tenido una experiencia sexual con alguien en un lugar público y menos dentro de la universidad, donde muchas personas me conocían y podría tener consecuencias negativas si alguien me descubría.
La clase iba a penas a la mitad de tiempo, el profesor hablaba y hablaba, escribía cosas en el pizarrón. Pero para mí era imposible poner atención, en mi mente sólo estaba Eliseo, su piel morena, su bello miembro y su fuerte aroma a sudor. Me sentía en parte muy nerviosa, ya había escuchado rumores sobre Eliseo, según decían ya se había acostado con varias en el salón y la universidad. Para mí ellas no eran más que zorras de clase baja, que no eran capaces de cotizarse o respetarse a sí mismas. Me sentía como si yo me hubiera convertido en una zorra más para Eliseo. Sabía que no estaría satisfecho hasta hacerme el amor. Y peor aún, yo no tenía ninguna intención de detenerlo, incluso mis instintos me estaban orillando a provocarlo a perderme toda clase de respeto.
Como les había comentado en el relato anterior, la facultad de arquitectura tiene bancos y mesas altas para los alumnos. Los bancos no tienen respaldo. De forma tal que mi trasero queda expuesto cuando ...
... estoy sentada, cualquiera lo puede ver sin que me cuenta. En ese momento sentía la mirada de mi compañero que estaba en la mesa de atrás. Su nombre era Jorge, era muy tímido y algo feo. De piel pálida y bigote delgado. Era muy caballeroso a la hora de hablarte pero ya lo había descubierto mirándome las pompis o incluso mirando descaradamente mis senos al momento de hablar con él.
En ese momento Eliseo tiró al piso un bolígrafo. Me dijo "Que esperas Putangie, recógelo." Me excitó mucho el apodo que me puso y el hecho de que me hablara con órdenes. Por supuesto que obedecí y me agaché para levantarlo. Como las mesas con altas, una persona cabe debajo de las mesas a la perfección si se agacha. Pero en cuando estuve a punto de levantar la pluma, sentí la mano de Eliseo tomándome por la cabeza, me estaba jalando un poco el cabello. Y con su otra mano hizo la seña obscena del dedo de en medio y me la empezó a restregar en la cara. Me la pasó por la nariz, por las mejillas, por los labios y terminé besándola, hasta que comencé a chuparla. No me importaba que su sabor fuera como cuando no te lavas las manos, para mi era delicioso y excitante cada uno de sus dedos morenos. Por accidente me di cuenta de que Jorge lo estaba presenciando todo, me estaba mirando a los ojos con cara de sorprendido. Pero yo estaba demasiado excitada, no paré, al contrario, comencé a lamer y besar la mano de Eliseo con mayor lujuria, mientras veía a Jorge a la cara, noté como tanto Eliseo como Jorge tenían ...