1. Y la leche llegó después del postre


    Fecha: 21/11/2024, Categorías: Gays Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos

    Escribo estas líneas mientras mi efebo sigue durmiendo, porque en cuanto se despierte voy a darle otra pasada antes de que se vaya para casa. Pero voy a contaros como mi joven y guapo amante de 19 años recién cumplidos está ahora mismo durmiendo en mi cama.
    
    Ayer me tocó trabajar, otra vez de camarero. La crisis es lo que tiene. Pero bueno, los pases de boda y demás son fáciles y me dejan un buen dinero a final de mes. Y con cuarenta y pico de años tampoco es que pueda hacerle ascos a nada. No es mucho y cansa, pero mientras no haya otra cosa, son perfectos. La boda de ayer fue un tanto rara, casi todos los consumidores de algún tipo de droga estaban allí. Lo cual dificultaba mucho ir al aseo, parecía una pista de esquí. Pero por lo demás todo parecía tranquilo y normal, entre las mesas que me tocó servir, estaba la de los jóvenes. Todas jovencitas adolescentes y un chico, que luego supe que tenía 19, alto un metro ochenta, flaco, con unos pantalones de pitillo a cuadros que marcaban un culo redondito y unos muslos torneados y redondos que podía abarcar con una de mis manos. Tenía las facciones duras, barbilla marcada y pómulos rectos, ojos verde oliva y un pelo muy corto por los lados y con un flequillo rebelde y liso. Mirada intensa. Se pasó casi toda la boda jugando al móvil. La mesa de los jóvenes es siempre fácil, mientras les lleves bebida a escondidas y eso hice. Todo el pase se desarrolló con normalidad.
    
    Había sido una boda de estas que se hacen a medio día. ...
    ... Hacia las 8 de la tarde ya no quedaba nadie en el salón y yo me dedicaba a recoger las últimas mesas. Me entraron ganas de mear y me fui para el aseo. Normalmente es difícil encontrar cola en el aseo de los hombres; pero claro, normalmente. Pero cuando la gente no va a mear, pues tarda más tiempo. Allí estaba yo esperando y delante de mí mi joven cliente.
    
    Supongo que para hacerse el chulito o porque estaba piripi o simplemente porque se aburría se giró y me dijo: —¡Ei! ¿Me traes una cerveza?
    
    —Bueno, si te esperas a que acabe, sin problema.
    
    Contestó un vale y me volvió a dar la espalda, lo cual agradecí bastante, su culo era precioso. De vez en cuando se giraba y me miraba, a veces me sonreía, tenía una boca grande y larga; una sonrisa perfecta de dientes blancos. Por fin salieron dos tambaleándose de un cubículo, ensanchando el pecho y diciendo tonterías. Y se pusieron a hablar con mi muchachito (serían familia). Así que para no perder tiempo lo adelanté y me metí en el cubículo.
    
    No cerré la puerta, no sé, los tíos para mear no solemos cerrarla. Estaba casi acabando cuando noté que se abría la puerta, cuando me giré para decir que estaba ocupado, mi joven amigo estaba cerrando la puerta con él dentro.
    
    —¡Ei tío! Te has colado —y dicho esto se puso a mi lado, se saco una enorme polla flácida de punta rosada y se puso a mear. No podía dejar de mirar aquella monstruosidad. Y el seguía mirándome y sonriendo. Y en eso dijo: —¿Me das ahora la cerveza?
    
    —Claro tío, ...
«123»