Mi odiosa madrastra, capítulo 11 + epílogo
Fecha: 25/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... final, como si le estuviera hablando a un niño terco.
— No te preocupes, nunca más voy a ir a tu cuarto, y nunca más voy a tocarte siquiera —respondí, con el orgullo herido.
— No seas infantil Leonardo —dijo ella.
— ¡Infantil las pelotas! —Exploté— ¡Yo no soy un objeto que puedas usar cada vez que quieras, y después desecharme!
— No seas injusto, eso no es así. Simplemente te estoy diciendo que no siempre voy a estar dispuesta a coger con vos. ¿Tanto te cuesta entenderlo?
— ¡Ves como sos! —retruqué—. El otro día me aseguraste que no volveríamos a estar juntos, pero ahora insinuás que en algún momento podrías estar dispuesta. ¡Estás loca!
Finalmente fui yo el que salió, dejándola con la palabra en la boca. Me sentía atrapado en ese departamento, como si estuviera preso. Ahora que ya me había curado del covid aproveché para salir a caminar. Fui por Avenida de Mayo, desde Rivadavia hasta llegar donde terminaba, es decir unas treinta cuadras. Ningún policía me detuvo para preguntarme qué andaba haciendo por ahí. Los controles eran, en general, para los que andaban en auto o transporte público. Pensé que bien podía seguir caminando diez o quince kilómetros más. Al final, no era mala idea que Nadia se fuera del departamento. O quizás era yo mismo el que me tenía que ir. La cuestión era que la convivencia se estaba volviendo incómoda. No estaba acostumbrado a lidiar con tanta tensión sexual, y lo peor era que, de a poco, me estaba convirtiendo en la clase de ...
... hombre que más detestaba: en uno que piensa con la verga antes que con las neuronas. Además, en lo que respectaba a la pandemia pronto las cosas volverían a la normalidad, o al menos habría menos restricciones, y no podía dejar de pensar en cómo reaccionaría si ella empezara a salir por las noches. Lo primero que se me vendría a la cabeza sería que fue a encontrarse con un amante. Lo celos eran una tortura. Lo mejor sería que nos alejemos. Sí, eso debíamos hacer.
Volví sobre mis pasos, mientras el sol se iba ocultando.
Hacía bastante calor por tratarse de otoño. Me di una ducha de agua tibia, y me metí en mi habitación. Chateé un rato con los chicos. Les pregunté, como quien no quiere la cosa, si tenían un lugar disponible en sus casas. Los padres de Joaco y Toni eran muy estrictos con todo lo relacionado a la cuarentena, así que dijeron que no había manera, al menos de momento. Ni siquiera sería oportuno preguntárselos, pues seguramente se ganarían una reprimenda. Edu en cambio me dijo que no habría problemas, que su mamá era anticuarentena, y estaba convencida de que todo lo del virus era una conspiración del nuevo orden mundial. De todas formas, dejé la idea en suspenso. Una cosa era salir a caminar por la calle, pero viajar hasta la casa de Edu podría traer inconvenientes, ya que el trayecto era muy largo y era difícil imaginar que en todo ese camino no me tocaría algún control. Debía esperar al menos a que terminara la etapa más estricta de la cuarentena. Los chicos ...