Mi historia con una mujer maltratada (1)
Fecha: 16/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
... Pensé y mi cabeza se preguntó a si misma si lo que estaba a punto de hacer estaba bien. Le expliqué lo de la diferencia de edad. Y me repitió lo que me había dicho segundos atrás. Le dije que no iba a hacerlo. Entonces ella me agarró de la nuca y nos fundimos en un beso que duró minutos y minutos. No me resistí al beso. Después, ella se durmió o eso parecía, entonces la llevé a la cama y la arropé. Me fui a dormir al sillón, y literalmente a la media hora se levantó y me pidió que vaya a dormir a su cama, porque no podía dormir. Otra vez pensé y mi cabeza decía que no, no podía decirle que sí. Me negué a hacerlo, mis razones eran muy simples, su intimidad, la mía y la edad que nos llevábamos. Luego, entendí que para el amor no hay edad. Me pidió una y otra vez que aceptase. Después de unos minutos de discusión en voz baja acepté. Fui a su cuarto y me acosté en la cama de espaldas a ella. En un instante, ella puso su mano en mi espalda y empezó a acariciarme muy suavemente. Después de unos segundos de estar acariciándome soltó esta frase en voz bajita: "Qué buen lomo". Y enseguida posicionó su otra mano en mi cintura. No dije nada más, no sé si por respeto por mí o por ella. Me dormí así, con esas palabras saliendo de su dulce boca.
Yo al día siguiente me tenía que ir de viaje por trabajo y por vacaciones. Le dejé una nota que decía: "Me voy de viaje y vuelvo en un mes". Se ve que se habrá levantado temprano porque vino a mi casa y me pidió que me quedara. Que yo era ...
... lo único que la hacía sentir estable. Me dio un abrazo, y le dije: "Vas a estar bien, si vos no estás viva para cuando yo vuelva, jamás te lo voy a perdonar". Nos volvimos a besar una vez más, este beso vez fue más apasionado.
—Te amo.
—Demostramelo, quedáte.
—No puedo.
—¿Por qué?
—Me voy por trabajo, voy a visitar cárceles.
—¿Cómo?
—Yo ayudo a mi viejo, él trabaja en un juzgado de Ejecución Penal.
—Bueno, andate entonces. Es tu deber.
—Ey, no seas mala. No te enojes conmigo.
—...
—Vamos. Te acompaño hasta tu departamento.
—No, voy sola.
—¡Mirá si te pasa algo!
—Puedo cuidarme sola.
—Sí, por eso el pelotudo este te agarró y te encajó tres piñas ¿no?
No quiso discutir más.
En el trayecto casi no hablamos, caminábamos abrazados.
Llegamos a su casa y me dijo: "Te voy a extrañar". "Yo también", repliqué. Empezó a llorar. "Es mucho", dijo. "Lo sé, pero vas a poder superarlo, yo confío en vos", dije.
Se metió al departamento sin mediar una palabra más. Sentí un vacío profundo dentro de mí. Me fui a mi casa para preparar todo para el viaje. Salí a la ruta y se me ocurrió escribir un poema:
Anen
El viaje se me hizo largo
pensando en vos
veía como los postes de luz de la ruta
se movían de adelante para atrás lentamente
cada tanto un nido de horneros
un carancho
un cartel
una tranquera.
Tu hermosa voz
tu bella cara
tu bello cuerpo
tus bellos ojos, color negro
tus tatuajes
tu hermosa ...