1. Los secretos de un culo


    Fecha: 19/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AntonioBBC, Fuente: CuentoRelatos

    Habían pasado 5 años desde que salí del colegio, ahora tenía 24 y trabajaba como jardinero en la casa de una señora adinerada que sólo venía los fines de semana. Cómo todo joven solía hacer ejercicios todas las tardes y, una de esas tardes me encontré con mi antigua profesora de informática, que solo fue mi profesora durante el último año de colegio. Se llamaba Neila. Era una mujer grande, tenía unas tetas normales, pero lo más grande que tenía era el culo. Sí, un hermoso culo. Eso ya no era normal al igual que su caminar, caminaba con el culo abierto. Nos preguntábamos por qué.
    
    En aquel último año de colegio tenía 40 años y cuando se ponía falda solía ser difícil escribir y concentrarse teniendo en ese culo inclinado mientras escribía en la pizarra. Sólo comentábamos lo afortunado que sería el hombre que se comiera ese culo. Luego con el tiempo nos enteramos de que no tenía, el año terminó y no volví a saber nada de ella.
    
    Esa tarde de ejercicios al verla al otro lado de la calle no dudé, después de 5 años no había cambiado conservaba el culo que nos hacía imaginar cómo queríamos perder la virginidad y su cara seguía estando intacta, por cierto tenía un rostro afable.
    
    Llevaba un sujetador deportivo y unos leggins que se ajustaban a su culo hasta parecer que se lo quería tragar. Al vernos ella se detuvo y yo también, ambos nos reconocimos y me dijo:
    
    -Hijo, eres tú ¿Cómo has estado?
    
    -Sí, muy bien y ¿usted?
    
    - Bien. Encantada de verte
    
    - ¿Y qué hace por ...
    ... aquí? -le pregunté.
    
    - Haciendo un poco de ejercicio, me nombraron permanentemente y me mudé, ahora vivo cerca del colegio.
    
    -Ah, qué bueno que ahora esté más cerca.
    
    -Hijo y ¿A qué te dedicas?
    
    -Trabajo cómo jardinero por aquí muy cerca -le contesté.
    
    - A qué bueno. Bueno, por ahí nos vemos hasta luego. Me dijo-. Mientras se marchaba trotando con el culo rebotando y los leggins que ahora parecían cobrar vida y comer.
    
    A partir de esa tarde coincidimos con frecuencia en nuestros ejercicios hasta el punto que yo iba a su casa y luego subíamos los dos mientras charlabamos sobre cosas de la vida.
    
    En una de esas me confesó que se sentía sola, pues sus dos hijos estudiaban en el extranjero y ya habían pasado más de diez años desde que se separó de su marido. Cuando me lo dijo por mi mente pasó el pensamiento de cuánto tiempo habría pasado sin tener sexo. Era un locura y un pensamiento fuera de lo normal al igual que su culo que seguía siempre abierto. Cambiaban los leggins, pero su culo seguía estando abierto. Lo sé por qué lo veía cada tarde. Me preguntaba por qué.
    
    Una tarde de esas en las que el invierno parece querer entrar y no puede porque la calor se hace presente salimos como de costumbre a hacer ejercicios. Ese día subimos hasta más arriba de donde normalmente solíamos llegar. Cuando regresábamos el cielo que se había nublado de un momento a otro dejaba caer las primeras gotas de lluvia. Por ahí donde estábamos más abajo quedaba un proyecto de casas que ...
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