Mi historia con una mujer maltratada (6)
Fecha: 12/01/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
Ese mismo día a la noche en la cama, después de comer:
Nos empezamos a tocar muy suavemente. Y poquito a poco fuimos aumentando la intensidad de los roces. Hasta que me pidió de ponerme el forro. Le dije que me lo pusiera ella. Me empezó a tocar por debajo del bóxer y se me empezó a parar. "Me encanta cuando me tocás de esa forma", le aclaré. "¿Te gusta?", preguntó. "Sí, corazón, me prende demasiado", le dije. "Entonces no me voy a detener", dijo muy decidida. Cuando estaba mas dura que una roca, ella agarró el preservativo y me lo puso. Y me dijo: "Ahora yo me voy a poner en cuatro y vos vas a tener que agarrar un poco de esto, (me mostró el gel) te vas a tener que poner un poco en el dedo y lo vas a meter suavemente". "¿Cuánto es un poco?", pregunté seriamente. "Unas gotitas, tipo así". Se puso un poco en el dedo para mostrarme. "Ok, perfecto", dije. "Eu, no te pongas nervioso, tranquilo", comentó. "Es que tengo miedo de que te duela", dije. "Con vos nada duele", dijo. Me sonrió y me puse manos a la obra. Me preguntó si me había cortado las uñas, le dije que sí. "Pensás en todo", me tira y se ríe. Entonces agarré unas gotas de lubricante y me las pasé por el dedo. Primero, empecé a tocar un poco su ano con movimientos circulares para que se dilate. "¿Estás segura de esto?", pregunté. "Sí, boludo. Me gusta saber que vas a ser vos el que me quite la virginidad por este orificio", dijo. Me descolocó completamente eso. Pero bueno, luego de haber visto que ella ya estaba lo ...
... suficientemente excitada empecé a meter un dedo. Ahí me di cuenta al toque que empezó a gemir muy bajito. "¿Estás bien? ¿Te duele?", pregunté preocupado. "No, vos seguí", aclaró. "Cuando veas que está lo suficientemente abierto... empezá a meter dos dedos", dijo. Eso mismo hice, cuando metí los dos dedos, gimió aún más que la vez anterior. Pobre, me daba pena. Pero no me detuve para nada. "Quiero que la metas ya", dijo excitada. "¿Ahora?", pregunté. "Te lo pido por favor", dijo. Le hice caso a mi ama. "Levantá el culo, mi amor", ordené. En ese momento, enterré lentamente mi verga en su ano. Dio un pequeño respiro y gimió levemente al sentir el mayor calibre. Dejé que se acostumbrara un poco y luego le pregunté si podía empezar, me dijo que sí. Yo iba y venía suavemente. Estuvimos durante un rato largo así. Pronto, me pidió que la empezara a embestir.
—¡¡¡Rompeme el culo!!!, gritó.
—No hasta que me digas "papi".
—¡Dame bien por el orto, papito lindo!
Me encanta que me llame de esa forma tan característica.
Ahí, me agaché de forma que mi espalda quedó casi pegada a la suya y le dije bien bajito al oído:
—Vos lo pedís, vos lo tenés y lo que recibís, te lo merecés.
Y le mordí la oreja.
La forniqué con salvajismo. Yo chirriaba. Ella empezó a gritar y gemir de dolor, pero eso paulatinamente fue mutando en una especie de placer. "¡Es tan grande que duele pero quiero más!", exclamó. Metía y sacaba dos de sus dedos de adentro de su vagina.
Luego de un rato, ...