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Samantha: Corrupción y perversión de una casada (lll) (2/2)
Fecha: 22/01/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos
... atractiva el estar con alguien tan feo y viejo. Justo en ese momento su cabeza de nueva cuenta jugándole una mala pasada, le ponía imágenes de los enormes bultos que se les marcaban a esos viejos. Eran cosas que consideraba irreales. Pero al recordar aquella verga babosa que se había tallado contra su hinchada vagina hace unas horas y la había visto en todo su esplendor le confirmaba que si eran reales. Aunque la verga de Rigo era la más pequeña de la de todos esos viejos, su grosor sin duda alguna no le envidia nada a la de los demás. Sin darse cuenta su calentura se había apoderado de su cuerpo, haciendo que una de sus manos comenzara a masajear sus enormes y duros pechos mientras que su otra mano comenzó a sobar con toda su palma su carnosa vagina. -¡Aaah! ¡Mmmhhh! ¡Aaaah!- era los gemidos que comenzaban a salir de los labios de Samantha mientras tenía los ojos cerrados y se recordaba a ella abierta de piernas en la oficina de Rigo. Pero con la ligera diferencia que ahora no solo era Rigo quien estaba presente, sino que eran los 4 viejos quienes estaban completamente desnudos mientras se masajeaban sus erectas vergas alrededor de ella. -Esto mhhh… esta mal aaah… pero… pero… porque mmh… se sienta tan bien ¡AAAH!- la mujer se decía entre jadeos y gemidos mientras continuaba estimulando sus zonas erógenas. Justo fue cuando estaba terminando aquella oración que presa de la calentura introdujo uno de sus dedos en su hambrienta panocha que por instinto aprisiono aquel ...
... dedo, provocándole un gran placer a Samantha. Y es que aún no entendía como aquella escena con tan deplorables sujetos la tenían en ese nivel de excitación. Tan solo sabía que entre más se imaginaba a ella abierta de piernas, masajeando su vagina y pechos, mientras ellos la miraban con esos ojos de lujuria y se masturbaban, más caliente se iba poniendo. Ya no importándole nada y dejándose guiar por las necesidades que en eso momento tenía su cuerpo. Dio rienda suelta a sus deseos mundanos. -¡Aaah siii! ¡que ricooo! ¡mmmh! ¡Síganme viendo viejos rabo verdes! ¡¿Les gusta como me toco para ustedes?!- desatando sus más bajos instintos, la casada comenzó a exclamar las primeras peladeces que se le venían a su cabeza mientras comenzaba a descender su cuerpo hasta que sus rodillas se apoyaron en el piso, pero sin dejar se dedearse su encharcada panocha y ya pellizcando ligeramente sus erectos pezones. Todo esto mientras seguía con los ojos cerrados imaginando toda esa escena con los viejos. -¡Si! ¡¡Si!! ¡¡¡Si!!! ¡Miren lo cachonda que me ponen por sus peladeces que me dicen y la forma vulgar en la que me miran! ¡mmmh! ¡aaah que rico siento mi vagina!- mientras más vulgaridades decía, sentía como su cuerpo la premiaba con más placenteras descargas de electricidad que recorrían toda su espina dorsal y hacían que cada poro de su piel se estremeciera. A lo largo de su vida jamás había sido una mujer practicara habitualmente el masturbarse. Tal vez cuando iba en la secundaria ...