1. Castigo corporal para una empleada


    Fecha: 25/01/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Sonia se acostó y apagó la luz de la habitación. Estaba nerviosa y la posibilidad de conciliar el sueño parecía una quimera. Mañana era el día del castigo corporal. Estaba citada a las diez en el despacho de sus superiores para ser juzgada. Absentismo laboral sin justificar, mentiras e intento de robo. La lista de cargos hablaba por si sola y el veredicto de culpabilidad parecía ser la única opción.
    
    Sonia se puso de lado, luego boca abajo y a los dos minutos volvió a tumbarse boca arriba. Todas las posiciones eran incómodas y su cerebro no paraba de trabajar buscando una salida imposible, enredándose en un bucle infinito.
    
    Tenía la opción de optar por el despido. Sería fácil, se ahorraría la humillación y el mal rato. Pero... ¿después qué? el futuro no pintaba muy bien ahí fuera con la crisis y todo eso. No, no había salida. Ahora lo importante era dormir, llegar con la mente despejada y quizás, solo quizás, aprovechar algún resquicio legal, dar buena imagen y hacer que se apiadaran de ella.
    
    "El sexo relaja" pensó. En su imaginación dibujo la situación poniendo a otro en su lugar. Desde ahí arriba, como espectador, los golpes podían ser hasta algo erótico. Se dejó llevar. Deslizó la mano bajo las bragas y comenzó a frotar sus partes íntimas. Antes de lo esperado su esfínter se contrajo involuntariamente mientras una corriente de placer recorría su cuerpo. Luego se tapó con la sábana, cerró los ojos y de un tirón durmió hasta las seis y media de la mañana.
    
    Se ...
    ... despertó con ganas de orinar, si había soñado no recordaba nada. Miró el reloj y aguantó en la cama. Aguantar el pis era un poco molesto pero de alguna manera la relajaba. A las siete decidió dejar de jugar a torturarse con su vejiga, se levantó y camino al baño dejó escapar dos pedetes. Luego, ya en la taza, mientras el pis salía con fuerza, se tiró alguno más.
    
    Se duchó, desayunó poco y se vistió con ropa interior nueva, pantalón de vestir oscuro y camisa blanca. Se puso los zapatos de tacón, cogió el maletín de cuero y salió hacia el trabajo. El sol brillaba en un cielo libre de nubes y la brisa acariciaba el rostro.
    
    A las diez en punto Sonia llamó a la puerta del despacho y entró. Tras una mesa negra se sentaba la secretaria, su superior inmediato y el director. Todos tenían enfrente un dossier con el historial de la empleada, historial que habían estado repasando durante unos veinte minutos.
    
    Sonia los miró y luego su mirada se dirigió a otra pieza de mobiliario. Un banco de madera ancho del que salían tiras de cuero acabadas en una especie de hebilla. Sobre el banco descansaba un cojín y una larga vara.
    
    La empleada tragó saliva y palideció. Luego, sacando fuerzas de algún sitio, centró su atención en las personas que aguardaban.
    
    - Sonia, hemos estado analizando su caso. La verdad es que está todo bastante claro.
    
    La mujer, que no sabía dónde poner las manos, trató de estirarse y apoyó el peso en la pierna derecha. Tosió discretamente y comenzó a hablar ...
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