1. Castigo corporal para una empleada


    Fecha: 25/01/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... agradeciendo a los presentes el tiempo dedicado, reconociendo entre líneas su culpa y solicitando un trato justo.
    
    - Dígame. ¿Opta entonces por el castigo?
    
    Sonia titubeó un instante, pero respondió con firmeza.
    
    - Sí, elijo el castigo.
    
    Dicen que mostrar valentía y determinación es útil.
    
    - Está bien. Recibirá cuarenta azotes en el trasero. Por favor, bájese los pantalones y túmbese boca abajo sobre el banco.
    
    Sonia notó un nudo en la boca del estómago. De repente la costaba moverse. No obstante, con lentitud y algo de torpeza, se las arregló para quedarse en bragas. Los dos varones y la secretaria aguardaban con paciencia.
    
    La empleada se subió ayudándose de manos y rodillas al banco y se tumbó boca abajo con el vientre descansando sobre el cojín. Inmediatamente, su superior se encargó de atarla con las correas de cuero. Por último, la secretaria deslizó los dedos bajó las bragas de Sonia y de un tirón desnudó el culete.
    
    El director tomó la vara, la agitó en el aire un par de veces y anunció el comienzo del castigo.
    
    - Empezamos. Por favor Marta, cuente en voz alta los azotes.
    
    La secretaria asintió y la vara, manejada por el director, cayó sobre las nalgas de Sonia.
    
    La empleada esperaba que aquello escociese, pero no tanto. Pensar que aquello no había hecho más que empezar la angustió.
    
    - ¡Uno!
    
    El siguiente latigazo no se hizo esperar.
    
    - ¡Dos!
    
    Sonia intentó coger aire, relajarse. Pero en cuanto oyó el silbido, contrajo los glúteos con ...
    ... fuerza intentando crear un escudo que resultó ser poco efectivo.
    
    Los siguientes cinco golpes le dolieron y hasta el número veinte, logró, poco a poco, acostumbrarse, sabía lo que venía, escocía, pero ya lo conocía.
    
    Luego vino una pausa en la que la secretaria palpó sus rojas nalgas y aplicó sobre ellas un poco de crema.
    
    El momento de relax terminó demasiado pronto y los diez varazos que siguieron fueron acompañados de quejas por parte de la empleada. Luego llegaron el 31, 32, 33... y a partir de ahí, Sonia perdió la compostura. Gracias a los cinturones el cuerpo seguía en posición a pesar de los inútiles intentos de evadir la recepción de la vara. El director, en ese momento, como si quisiese experimentar algo nuevo, dejó caer los cuatro siguientes con rapidez. Sonia gritó con cada golpe y comenzó a sollozar.
    
    - Por favor... escuece mucho. Por favor.
    
    Sus ruegos no fueron tenidos en cuenta y la vara mordió las maltratadas nalgas una vez más.
    
    - ¡Treinta y ocho!
    
    Sonia, con la cara llena de lágrimas, aguardó su destino, incapaz de apretar el culo.
    
    - ¡Treinta y nueve!
    
    - El último. - susurró su superior al oído.
    
    Sonia notó con borrosidad entre las lágrimas que el pene de aquel hombre empujaba con fuerza detrás de los pantalones.
    
    La vara cayó por última vez con fuerza y el dolor se extendió por su cuerpo. Dolor, calor y, quien sabe si fruto de la frugal visión de la erección, excitación.
    
    Sonia notó que había mojado las bragas, se le había escapado pis ...