1. A cien grados


    Fecha: 02/02/2025, Categorías: Confesiones Autor: Martn91, Fuente: CuentoRelatos

    Ella se llama Carla. Hermosa morocha de 20 años, baja con unas curvas deliciosas con unas tetas de buen tamaño y un culito de ensueño. Yo me llamo Martín, 23 años, alto, joven y con ganas de garchar cada vez que puedo con mi novia.
    
    Esta aventura nos sucedió hace un par de años, los dos éramos jóvenes y como cualquier relación que recién comienza, con mucha calentura de por medio.
    
    Jueves de diciembre. Yo no había ido a trabajar porque era un día no laboral en mi empresa, mientras que ella no estaba trabajando, solo estudiando y para esa época del año ya había terminado. Decidimos encontrarnos en su casa, o mejor dicho en la de sus viejos, ella vivía con su papá, mamá y perra en una tranquila casita del barrio de Almagro.
    
    -Che hace calor, ¿por qué no nos damos una duchita?
    
    -Nono, mirá si mamá viene.
    
    -¿Por qué vendría? Está trabajando, hasta el mediodía seguro no viene y tu viejo menos, no sale de la oficina hasta la tarde.
    
    -¡Qué lástima! Tenía ganas... bueno, me voy a pegar una ducha yo -le dije mientras le sonreía a Car y me dirigía al baño. Mi anzuelo lo había dejado, carnada estaba puesta, ahora con un poquito de suerte ella picaba...
    
    Unos pocos minutos que llevo en la ducha y en lugar de escuchar el ruido de la tele prendida, hay silencio... sonrió, confió y todo mi cuerpo comienza a tensionarse.
    
    Rápidamente se mueve la mampara de la ducha y me devuelve una sonrisa Car, ya completamente desvestida con su cuerpo pidiéndome a gritos ser tomado. Le ...
    ... tiendo la mano para entrar y ya bajo el agua nos unimos en un profundo beso. Mis manos recorren su espalda pero sin lugar a dudas se detienen en su cola, acariciándola primero, pero con el paso de los segundos comenzando a masajearlo y apretarlo. Ella mientras tanto apoya sus manos en mi pecho y baja acariciándome hasta llegar a donde quería realmente: lo toma conociéndose dueña de él, con respeto pero intensidad, y comienza a masajearlo.
    
    Con el paso de los segundos las respiraciones se volvieron más entre cortadas, yo comencé a besarle el cuello mientras ella casi susurrando me decía: -Sos terrible eh... no pude contenerme... no pensé hacer esto hoy...
    
    Yo ya quería cogerla, pero sabía que recién arrancábamos y había que ir subiendo la temperatura. Con sus palabras, me prendieron más, asi que junto a los besos en su cuello hice propia sus tetas. sus pezones bien erectos como ya tenía yo mi miembro. La clave del éxito es no pasarse de revoluciones antes de tiempo, asi que fui tocándolas suavemente con mis dedos, en forma circular alrededor de los pezones. Sus movimientos bruscos eran señales de que iba por el camino correcto. Era momento de dirigirme a su vagina. Mientras mi mano derecha fue hacia abajo, mi izquierda fue a su cintura y mi boca a sus tetas.
    
    Sus brazos se tensionaron hacia los laterales de la ducha, ya no podía aguantar más que para mantenerse de pie y gemir con ganas. Mi lengua saboreaba sus pezones y le realizaba mordisquitos a los mismos. Mientras tanto, ...
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