Mi puta obediente
Fecha: 06/02/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Dyavol, Fuente: CuentoRelatos
Desde hace un tiempo comencé a hablar con ella, no mencionaré su nombre porque no tiene caso saberlo, para mí sólo hay una manera de llamarla, ella es mi puta personal, pero sí que vale la pena describirla. Mi puta es flaca con un abdomen delicioso y un par de tetas grandes con unos pezones demasiado ricos, sus nalgas son simplemente una delicia pero lo mejor de todo es ese coño estrechito y caliente que tiene, siempre mojado con ganas de recibir verga.
Me escribía cada día después de clases, cuando necesitaba calentarse el chocho y su novio no la dejaba bien satisfecha, me mandaba un par de fotos, cada vez más puta en ellas, abriéndose la raja para mí, metiéndose los dedos, poniéndose en cuatro, agarrándose las tetas e incluso cuando más caliente la ponía buscaba como perra en celo que meterse para calmar sus ganas de mi verga, ni siquiera llegaba a los 20 años y era simplemente más zorra que cualquier mujer mayor.
Hasta ahora sólo la estaba moldeando a mi antojo, educándola para ser una muy buena perra para nuestro encuentro y tuvo que llegar ese día. La cita era un viernes en la noche, pasar por ella a escondidas, ya que el problema no sólo era que mi puta era infiel sino nuestra diferencia de edad y ese morbo de lo prohibido era lo que más me tenía a reventar la verga. Le ordené ponerse un vestido negro, escotado que le había comprado, sólo eso, nada más abajo.
Cuando la vi se veía de infarto, las tetas parecían salirse de ese vestido y me dieron unas ganas de ...
... sacarlas en ese momento y mamárselas, pero sólo me limité a pasarle la lengua por ese escote y saludarla con una mordida en una de sus tetas con una buena agarrada de culo. La subí a mi camioneta, nos besamos con todas las ganas acumuladas y comencé a subir mi mano por su pierna buscando sentir esa panochita cerrada, mi sorpresa al subir fue descubrir que la muy zorra había desobedecido mis órdenes, llevaba una tanga negra que en otra ocasión hubiera sido motivo de mi erección, pero en esta ocasión no, porque la perra debía tener claro quién mandaba, la tomé fuerte y sin más jalé la tanga hasta que quedara enterrada entre sus labios vaginales mojando ese pedazo de tela de sus fluidos de golfa caliente, una vez empapada se la rompí y se la metí a la boca mientras la tomaba del cuello, le metí tres dedos en su raja estrecha, se escuchaban sus gritos ahogados por la tela, se sentía tan apretada, tan mojadita y caliente, tuve que usar mucha fuerza para que le entraran mis dedos, la miraba furisio.
-Espero entiendas puta golfa, que cuando papi te da una orden tú obedeces, no me importa si quieres o no, tú obedeces pinche zorra que para eso eres mía, ¿entendiste zorra tetona?
Entre gemidos y gritos comenzó a asentir con la cabeza, le saqué la tanga de la boca.
-Que si entendiste puta
-Sí papi, no te voy a desobedecer, por favor para, me arde, estoy muy apretadita
-¿Que pare? si bien que te encanta estar abierta cabrona, hoy te voy a romper el chocho hasta dejartelo ...