Inicios
Fecha: 15/02/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: sireleo, Fuente: CuentoRelatos
... entrase lo tragase. Cuando termine se fue a lavar, pero se lo prohibí, me miró y fue la primera vez que habló más tiempo, ya que me pidió que la dejase lavarse pues había quedado con gente para cenar, ahí mi cabeza empezó a pensar e imaginar cómo putearla aún más, así que casi sin pensar le dije que no, que se vistiera y que iría a la cena así, tal y como estaba, sólo la autorice a cepillarse el pelo.
Empezó a vestirse, pero otra idea se me vino a la cabeza, y le dije que sólo los pantalones y la blusa, nada de ropa interior, me miro como suplicando, pero no dijo nada, y al ver que yo no decía nada dejó la ropa interior al lado y se vistió.
Yo cogí su bolso, lo abrí, saqué todo lo que había, ¡otra sorpresa!, llevaba un pequeño consolador con mando a distancia, y se me ocurrió otra idea. Le pedí el mando, me lo dio en el acto pues lo tenía en el bolsillo del pantalón la muy zorra, le dije que hoy yo también iba a cenar donde ella, pero a su costa claro, le abrí su monedero y le saqué 10.000.-Ptas. Y le pedí el nombre del restaurante, me miraba aterrorizada, pero obedeció sin rechistar y eso a mí me iba excitando aún más y me hacía ejercer aún más mi dominio sobre ella.
Me fui advirtiéndole que estaría cerca de ella y hasta la saludaría como empleado suyo que era y que, si se atrevía a lavarse o a cambiarse, el castigo sería terrible.
Ambos nos fuimos, cada uno por su lado, ella en su llamativo y reluciente coche, y yo en el mío, que ni siquiera era mío. Cuando me ...
... senté en mi coche, enfrié mis ánimos y pensé lo que había pasado, un escalofrió corrió por mi cuerpo, pues imaginé que ella todo lo había hecho por salir de allí sin que le pasara nada, y que lo primero que iba hacer era denunciarme y por supuesto ponerme de patitas en la calle. Pero bueno, me dije que a lo hecho pecho y que seguro que todos me darían la razón si se enteraban pues no había un empleado que no la odiara. Así que mientras estaba entretenido con mis pensamientos, sin darme cuenta me encontraba delante de un buen restaurante y muy conocido de Granada.
Lo primero que hice fue mirar por los alrededores por si veía su coche, y al no encontrármelo me temí lo peor, pero, en fin, tomé aire y entré en el bar del restaurante, me pedí una bebida y me puse a observar a mí alrededor por si la veía. Al principio no la vi, pero cogí mi bebida y me metí más aún en la sala comedor, y ¡premio! allí estaba sentada junto a otras dos mujeres y un hombre, al que reconocí por ser asesor de nuestra empresa en temas laborales, a las otras dos no las conocía de nada, pero iban muy elegantes y pintadas. En esa sala sólo había otro par de mesas ocupadas. Ella se dio cuenta en seguida pues sus amigas le preguntaron qué le pasaba pues se había puesto blanca, la verdad que supo salir, pues dijo que no entendía como un empleado suyo se podía permitir un sitio así, y en un plan despectivo, sus dos acompañantes le quitaron hierro al asunto, sin saber que ella lo decía por herirme y cabrearme ...