1. Un chico lindo, demasiado lindo (2)


    Fecha: 31/10/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    El chico no era homosexual, por el contrario, el descubrimiento de su atracción por las chicas lo tenía fascinado, ansioso y atemorizado al mismo tiempo, debido a su timidez. Pero ahora, todas esas fantasías con chicas habían dado paso a este presente dramático en manos de un viejo perverso y tres viejas depravadas que gozaban golpeándolo y para colmo iban a tenerlo como sirvientita.
    
    La “señorita” Rosa lo vino a buscar por la mañana.
    
    -Arriba, nene, vamos, arriba que tenés que trabajar.
    
    El chico abrió los ojos y la vio de pie y empuñando un cinto doblado en dos. Estaba en ese momento en una especie de duermevela, entre dormido y despierto y tuvo que hacer un esfuerzo para incorporarse.
    
    La vieja lo tomó de un brazo y dijo:
    
    -Lavate la cara, así te despejás. ¡Vamos!
    
    Cuando salieron del baño la vieja le entregó una escoba y una pala:
    
    -A trabajar, bomboncito. Barré la galería, el pasillo, el patio del fondo, mi habitación y la habitación de Benito. Dale, movete. –y le dio un cintarazo en el culo.
    
    Al chico le demandó alrededor de una hora terminar con la tarea ordenada, que fue haciendo seguido por la señorita Rosa. La vieja lo observaba con mirada lasciva y cada tanto le cruzaba las nalgas de un cintarazo, sólo por el placer que le daba hacerlo.
    
    Cuando terminó, la señorita lo encerró otra vez en el baño.
    
    -En un rato te traigo el almuerzo, y no me hagas el show de anoche de que no querés comer porque ya sabés las consecuencias, ¿cierto? –y se fue ...
    ... sin esperar la respuesta.
    
    El chico estaba cubierto de sudor luego de esa hora de trabajo y sintió deseos de darse una ducha. Se metió en la bañera y abrió el agua fría. Había comenzado a enjabonarse cuando entró la señorita Rosa con un plato de fideos y un vaso de agua. Miró al chico, que detuvo el enjabonamiento y la miró asustado por la expresión de la vieja.
    
    La solterona dejó el plato y el vaso en el suelo, volvió a clavarle la mirada y le dijo con tono severo:
    
    -Así que el señorito se cree que puede hacer lo que le dé la gana.
    
    -Señorita es que… estaba muy transpirado, tenía… tenía mucho calor… yo…
    
    La vieja cerró la ducha y luego le ordenó al chico que se secara. Cuando terminó de hacerlo ella se sentó en el borde de la bañera e hizo que el chico se tendiera boca abajo sobre sus rodillas. Se relamió durante un momento mirando y sobando esas nalguitas redondas y firmes hasta que, por fin, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa lasciva, alzó el brazo y dejó caer enseguida su pesada mano en un primer golpe que hizo gemir y corcovear al chico.
    
    -Te voy a enseñar a comportarte, mocoso. –dijo la vieja y siguió nalgueando fuertemente al pobrecito y excitándose cada vez más a medida en que la piel iba acentuando su enrojecimiento. Cada tanto volvía a palpar esas deliciosas redondeces que ardían bajo la palma de su mano.
    
    -Por favor, señorita Rosa, por fa… ¡aaaaayyyyy!... No… no… ¡¡¡aaaayyyyy!!!... suplicaba el chico y gritaba de dolor en tanto la paliza ...
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