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Sin comerlo ni beberlo
Fecha: 28/02/2025, Categorías: Hetero Autor: Despistos, Fuente: CuentoRelatos
... reproducirse. 4 — Ven aquí —. Decía Lucía sentada en la cama con los pechos al aire llevando únicamente puestos unos pantalones vaqueros. Acto seguido una gran polla hizo aparición en escena y sin necesidad de que se lo pidiesen de nuevo, se introdujo en la boca de Lucía. Esta se dejó hacer y comenzó a felarla. Los movimientos de su cabeza fueron aumentando poco a poco la intensidad haciendo que su garganta se fuera abriendo para adaptarse al tamaño de aquella polla. Cuando unas manos tomaron su cabeza, Lucía dejó que su partener ajustase tanto el ritmo como la profundidad de la mamada que le estaba suministrando. Por forma en la que la polla salió de la boca de Lucía cualquiera podría darse cuenta de que de seguir así un poco más, no habría aguantado mucho más y toda la simiente se hubiese descargado en la cavidad bucal de Lucía, pero al parecer, su partener tenía otros planes. Empujó de los hombros a Lucía quién se recostó sobre la cama mientras se mordía los labios sin dejar de mirar la polla que estaba apuntando al techo de la habitación. Sin mediar palabra, giró sobre si misma y se colocó de rodillas sobre la cama dándole la espalda a su compañero de juegos. Sin desabrochárselo, tiro de su pantalón vaquero hacia abajo lo justo para descubrir su culo y apoyando los pechos en la colcha se lo ofreció a su amante. 5 El primer puñetazo que recibió Martín fue el que más le dolió. A posteriori no supo decir si fue porque le pilló completamente desprevenido o ...
... porque le llegó en el justo momento en que la polla iba a tomar el control de coño de Lucía, pero lo cierto es que a partir de ese momento la disputa tenía un final claro y no sería favorable para Martín. Fernando salió de la facultad buscando a Martín por todos lados ya que le habían dicho que le había visto salir y al verle sentado en el banco, sin mediar palabra alguna, descargó toda su rabia en un derechazo que le abrió la ceja al indefenso Martín, que aún se preguntaba que coño tenía que ver todo aquello con él. Incapaz de defenderse ya que aquel primer puñetazo a traición le había dejado completamente mareado, trataba en vano de esquivar el resto de golpes que caían sobre él y tirándose al suelo, adoptó una posición fetal para proteger su cuerpo de la lluvia de puñetazos y patadas que le lanzaba Fernando. No sabría decir cuánto tiempo estuvo tirado en el suelo recibiendo golpes, los segundos parecieron horas y los minutos se convirtieron en días hasta que finalmente, entre Carlos y otros cuatro estudiantes consiguieron separar a Fernando de la masa sanguinolenta en la que se había convertido Martín. Mientras Carlos ayudaba a levantarse a su amigo, Fernando, tras escupir al suelo se volteó y se marchó de allí atravesando el pasillo que le hicieron el coro de espectadores que habían sido testigos de la brutal paliza. 6 Cuando tres horas después Lucía llegó a su casa se encontró a su hermano esperándola en la entrada de su habitación. — ¿En qué narices ...