Poliamor con mi novia y una hotwife
Fecha: 12/03/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Dany Campbell, Fuente: CuentoRelatos
... todo ese poder, era muy tentador, pero me absorbería de tal manera que perdería la voluntad de detenerme, y debía de reservar todas mis energías para la protagonista. De todas maneras, le di un latiguillo de gusto: tomé esas nalgas con ambas manos para luego dar varias lamidas a sus dos profundidades expuestas en aquella sexi posición. Su lenguaje corporal me informaba que le había provocado una descarga de electricidad que recorrió toda su columna, logrando que brevemente se interrumpiera su faena.
Kim sin duda tenía práctica en esto, la había hecho gozar a tal punto de estrujar las sábanas. Se apartó y me dejó espacio. Caty me daba la bienvenida de piernas abiertas, y yo pasé con el glande bañado de líquido preseminal. ¡Uff!, volvía a sentir el cálido friccionar de húmedas lenguas sobre mis carnes que, con dureza, pedían más y más. Miraba su fina terminación fusionada conmigo, junto con los curvos pliegues de las piernas que estaba sosteniendo. Su rostro me rogaba que no detuviera el motor, con esa expresión ahogada de gozo. Kim la acompañaba a un costado, estimulando aún más a la dama que parecía llegar al éxtasis. La visión era devoradora, debía cambiarla por la pared o la ventana para aguantar más todo aquel femenino espectáculo excitante.
Caty llegó a un escandaloso orgasmo, momento que aproveché para salir y descargarme en su abdomen. Kim, loca como es, comenzó a jugar con la lefa pasándole la punta de la lengua, haciendo cosquillas a la anfitriona. Tomó un poco ...
... con sus dedos y le dio de probar. Estaba agotado, y la dama satisfecha.
—¿Cuántas veces acabaste, golosa? —preguntó Kim a una extasiada Caterina.
—Dos veces, cuando me comiste y ahorita.
—¡Sabía! Lo podemos superar eh, hermosa. —Le plantó un jugoso beso.
Me acabo de enterar, ahí mismo, que mi novia de tantos años es multiorgásmica, ¡Madre mía, qué estuve haciendo todo este tiempo!
Kim se tenía que ir, la acompañé yo porque la anfitriona estaba muy relajada en la cama. Antes de irse, sacó de su cartera una foto enmarcada y la dejó en uno de los estantes del living. La despedí y me fui a ver aquel retrato. Era de nosotros dos cuando salíamos, una en la que ella estaba en mi regazo y yo la abrazaba, ambos mirando a la cámara con una sonrisa. Una foto tierna y romántica.
Nos volvimos a reunir los tres, esta vez para almorzar, no para tener sexo, tampoco es que sólo nos debíamos reunir para ello; además, Kim estaba en su período menstrual. Después de comer, estuvimos una hora charlando de lo que sea mientras hacíamos la digestión. Kim se levanta de golpe y anuncia que va a buscar algo del coche y vuelve.
—Dale, te ayudo —dijo Caty pero ella le dijo que no era necesario.
Cuando se retiró y quedamos solos, Caterina me dice:
—Vi esos días en mi modular la foto de ustedes dos.
—¿El retrato?, sisi, lo trajo Kim y lo dejó ahí. ¿Te ha molestado?
—Nono, para nada, se ven re tiernis.
Nos miramos y ella de repente esboza una sonrisa picaresca.
—¿En qué ...