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La agente de seguros
Fecha: 15/03/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: El sabroseador, Fuente: CuentoRelatos
Hola a todos. Este relato tiene ya varios años que me pasó y quiero compartirlo con ustedes. Trabajaba en un despacho de seguros en el centro de la CDMX y me encargaba de llevar la cobranza y seguimiento de pago de comisiones para todos los agentes del despacho. Se imaginarán que todo el día había demasiado trabajo. En el despacho había muchos cubículos para que los agentes pudieran hacer sus llamadas y programar sus días de trabajo, pero había una señora aproximadamente de unos 50 años que llamaba mi atención por su forma de ser y de vestir. Yo en ese entonces tenía 27 años y fantaseaba mucho con una mujer mayor. Lolis siempre vestía de traje sastre con las blusas abotonadas hasta el cuello y cuando usaba vestido regularmente era hasta los tobillos, pero aun así se percibía que debajo de toda esa ropa podría existir algo hermoso. Era muy risueña y hablaba siempre de manera coqueta. Yo no sabía muy a bien como acercarme, pero un día escuché que no había cenado ni desayunado y que moría de hambre, así que de inmediato fui al comedor, preparé un café y tomé en una servilleta unas cuantas galletas. Me dispuse a ir al cubículo donde ella estaba sentada y le dije que había escuchado su conversación y que no podía permitir que no comiera algo. Que me preocupaba que se fuera a descompensar o algo así (mi preocupación era genuina). Lolis agradeció el café y las galletas no sin ruborizarse un poco y me dijo que ella invitaría la comida a lo cual le dije que no era ...
... necesario. Así pasaron los días y ese detalle de convirtió en nuestro ritual. Siempre le llevaba el café y comimos juntos cada que se podía. La platica a veces era solo de trabajo o cosas triviales de la vida personal, pero de repente, por mensaje, las pláticas se subían un poco de tono llegando a ser muy insinuadoras. Sabía que había un gusto entre ambos, pero no nos atrevíamos a dar el siguiente paso ninguno de los dos. Un día en la oficina organizaron una salida al nevado de Toluca y le pregunte si ella iría y me dijo: -Si tú vas yo voy. No se manejar en carretera y no tengo con quien ir. Así que por supuesto nos pusimos de acuerdo y el día de la excursión yo ya estaba listo en el lugar donde ella pasaría por mí. Fue muy puntual. Yo quede asombrado porque traía un pants térmico muy pegadito y me dejo ver que tenía unas piernas firmes y torneadas. Llevaba una playera deportiva de manga larga y una chamarra. Me dispuse a pasarme al lugar del conductor y emprendimos la travesía. Sobre el camino nos tocábamos la pierna como de juego o nuestras manos se encontraban de manera accidental mientras la plática iba tomando tintes más picantes. Llegando al nevado, nos separamos del grupo e iniciamos la caminata de manera alejada de todos. Ella se sujetó de mi brazo porque se cansó de la subida y en ese momento pude sentir el roce de su teta derecha sobre mi brazo y yo estaba que no lo creía. Se sentía grande y suave al mismo tiempo, pero no quería pensar en eso. Aun no era el ...