1. La espada legendaria


    Fecha: 19/03/2025, Categorías: Infidelidad Autor: beck the ripper, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella lo tumbara en un lado de la cama. Él se quitó la camisa rápidamente y la tiró a un lado.
    
    A Jessica le gustaba mucho el cuerpo de su jefe, los pectorales y el abdomen bien marcados, los brazos musculosos, velludos, las manos fuertes y grandes. Su esposo no tenía nada de eso, era más bien flaco y de baja estatura. Luego se tumbó encima de Guillén, montándolo.
    
    —Apuesto a que mi cama es más cómoda que tu escritorio, Valente. —Por fin lo llamaba por su nombre de pila, pues delante de su esposo aún no se animaba a llamarlo así.
    
    —Comprobémoslo, nena.
    
    Se besaron nuevamente, luego Jessica se movió como una gatita mientras bajaba, besó el pecho, luego el abdomen de Valente. Y bajó, lentamente, hasta quedar de rodillas en la alfombra de la habitación. Ahí, le desabrochó el cinturón a su amante y le bajó los pantalones. Luego, con su mano derecha, comenzó a palpar aquél bulto bajo la tela de los calzones de Valente. Acto seguido comenzó a besarle el bulto cariñosamente, era un buen bulto, pensó ella, grande y grueso. Le dio una lamida y luego lo descubrió.
    
    —Valeeente. —dijo ella, sorprendida y seductora. —Lo tienes enorme. —Y le volvió a pasar la lengua por todo el largo del pene.
    
    —¡Dios mío! Je... Jessica —comenzó a gemir Valente. —Hazlo, nena. Sólo llévalo a tu boca.
    
    Y ella lo hizo.
    
    ***
    
    Mientras Jessica estaba haciéndole sexo oral a su jefe, Manuel se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, por un vaso de agua. Encontró una botella de jugo y mejor se ...
    ... sirvió un poco, sabor mango. Luego regresó a su lugar en el sofá y dijo a nadie en particular:
    
    —Ya está anocheciendo.
    
    Miró la hora en su móvil: "19:35".
    
    —¡Qué bueno que vino el licenciado! Ellos trabajando y yo aquí tranquilito, pasándomelo súper. —Y le dio un sorbo a su jugo.
    
    ***
    
    —¡Ah!... ¡Sí, papi!... ¡Sí!
    
    Jessica estaba completamente desnuda, montando a Valente. La cama se mecía y se mecía, pero los muelles no hacían mucho ruido. Era un rumor discreto en la habitación.
    
    —Eso, papi. ¡Cógeme! ¡Cógeme duro!
    
    Valente pensó en su esposa durante unos segundos. "Ella nunca me excita tanto. Siempre es tan apática. En cambio, Jessica... Mi Jessie... ¡Dios! Es estupenda y lo mejor de todo: está buenísima". Su mirada se perdió en los enormes senos de Jessica, que subían y bajaban cada vez con mayor ritmo. Ella lo miraba a los ojos de vez en cuando, pero cada vez se excitaba más y los cerraba sin querer. Estaba gozándolo.
    
    Valente se dio cuenta de que Jessica llegaba al clímax, así que se apoderó de ella, la abrazó y la acostó encima de él, pegándola a su cuerpo. La mantuvo presa en sus fuertes brazos y comenzó a penetrarla sin piedad, fuertemente.
    
    —¡Ah! ¡Así, papi! ¡Así! Por favor no te detengas, mi amor. ¡Ah!... ¡Ah!
    
    Valente tenía los enormes senos de Jessica pegados a su pecho, eran dos grandes globos de carne que se sentían bastante bien. Podía sentir los duros pezones apretados, asfixiándose entre ambos cuerpos.
    
    —Eso te gusta ¿eh? ¿Te gusta que te ...