1. Tatuaje con final sexual


    Fecha: 21/03/2025, Categorías: Hetero Autor: Webmonster6910, Fuente: CuentoRelatos

    Pocas veces he tenido un arranque tan impulsivo. Fue cortito pero intenso.
    
    Había decidido hacerme otro tatuaje. Esta vez en la espalda. Era un tatuaje grande, unos 20 cm y esta sería la última sesión. El artista tatuador era Benicio, que para más datos, era hijo de un primo de mi mamá, es decir primo segundo mío.
    
    El sillón en el que yo estaba recargada era bastante cómodo. Angosto pero muy acolchonado. Como suele suceder en esos ambientes de los estudios de tatuajes, el pudor es secundario. El tatuaje era justo atrás de mi hombro derecho y tenía muchos detalles. Para que Benicio pudiese trabajar en mi espalda, me había retirado toda la ropa de la cintura para arriba y me había sentado en el sillón con mi pecho apoyado contra el respaldo que por cierto está forrado de terciopelo. Benicio además me había prestado una almohada para que mi pecho estuviera lo más cómodo posible. Mis pechos son de forma bonita, muy cónicos y aunque no muy grandes, sí son muy respingados así que en realidad usar sostén, para mí, sólo es opcional. Aparte de estar inclinada contra el respaldo, mis brazos estaban levantados a modo de que podía abrazar el propio respaldo y al mismo tiempo podía apoyar mi barbilla para descansar mi cuello. Mis piernas estaban abiertas para apoyarlas a cada lado del sillón. Precisamente en esa posición estaba cuando Benicio me dijo:
    
    - Ya sólo falta un ratito. Voy a retocar los detalles más finos, ¿vale?
    
    Antes de que yo pudiese decir nada lo sentí sentado ...
    ... justo detrás de mí sobre el espacio que restaba al sofá, en la misma posición que yo, pero a mi espalda. Muy pegado la verdad. Demasiado. No sé si lo hizo adrede. No pude evitar sentir que su entrepierna estaba casi rozando mi trasero. Mi primer pensamiento fue lo sexual que esa situación se había puesto súbitamente. No era plan. Ni siquiera me había cruzado por la mente, pero ahí estábamos. Por un instante sentí pena pero esos pensamientos se apagaron cuando comenzó de nuevo con la aguja y el dolor regresó a ser el centro de atención.
    
    Estuvimos así un rato. Yo sentía como se movía detrás de mí. Era inevitable que su torso rozara de tanto en tanto sobre la piel desnuda de mi espalda. Estaría exagerando si dijera que eso me excitaba y menos teniendo el dolor de la aguja penetrante en mi piel pero, ahora que lo escribo, no me había detenido a pensar en lo excitante que podía ser para él.
    
    - El color de tu piel es diferente al de tu mamá - me dijo, lo cual demostraba que no estaba precisamente indiferente a esos detalles.
    
    Mi madre es morena oscuro y yo soy un poco más clara pero no me asoleo nunca, así que mi piel no tiene zonas de cambio de coloración. Una que otra peca que yo sé que por contraste, me hacen lucir bien cuando uso prendas que dejan ver la espalda.
    
    - Salí al color de mi abuela por parte de mi papá.
    
    - Debe haber sido una señora muy guapa - dijo Benicio sin dejar de trabajar.
    
    Yo fingí no darme cuenta del piropo. Fue en ese momento que, ya no supe si se ...
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