1. Infieles todos en un fin de semana: Sara


    Fecha: 27/03/2025, Categorías: Infidelidad Autor: RRuser, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus dedos y los míos jugaban en nuestras vaginas, disfrutábamos el agua en nuestros cuerpos y los ricos besos en nuestros labios. Nos enredamos en unas toallas y mientras secábamos nuestro cabello, ella me pidió vestirme con la lencería que había usado en el cumpleaños de Yaja, pues ella le había contado que me veía hermosa. Obvio, se lo concedí. Nos sentamos en la cama, ella me ayudó a poner las medias en mis piernas, las cuales levantó para pasar por ellas mi tanga, abrochó mi brasier y aseguró el liguero a las medias. Sí, me veía hermosa. Ella se recostó de espaldas a la cama, abrió sus piernas y sus labios vaginales se notaban húmedos. Me tendió sus brazos y me atrajo a su boca. - ¡En verdad estás hermosa! - me dijo y comenzó a besarme de forma tierna, dulce y con mucho cariño. - Tú también eres muy hermosa y esta noche eres mía -, le dije.
    
    Así abierta de piernas como estaba, comencé a bajar mis labios por su cuello, entre sus tetitas blancas, su abdomen y me detuve a pasar mi lengua por su bello púbico, mientras dos de mis dedos masajeaba su clítoris, estábamos empapadas de fluidos. Ella sostenía con sus manos sus rodillas, se abría más para mí y sus gemidos me excitaban mucho más. Sin quitar mis dedos baje mi lengua a su vagina, tan suave por sus fluidos deliciosos que bebí mientras con mi lengua entraba en ella, estimulando su clítoris y esperando su orgasmo, el cual disfrutamos juntas pues yo también tenía una de mis manos entre mis piernas, gimiendo intensamente ...
    ... al venirnos al mismo tiempo. Ella tomó mi rostro con sus suaves manos y me subió a la altura de sus labios, nos besamos tiernamente, mientras ella desabrochaba mi brasier y lo retiraba y hacía lo mismo con mi tanga. Aún recuerdo la sensación de mis tetas colgando sobre su pecho, lo duros que se ponían mis pezones al roce con sus tetitas hermosas, blancas, suaves y sus pezones duros igual que los míos. No parábamos de besarnos. Acomodamos nuestras piernas de modo que nuestras vaginas quedaron unidas y empezamos un vaivén al mismo tiempo que abrazadas no dejábamos de basarnos, nuestras lenguas jugaban entralazadas y de tan caliente que yo estaba me vine al poco tiempo, luego ella y seguimos así, dándonos placer por mucho más tiempo. Nuestras vaginas estaban más húmedas y escurrian nuestros orgasmos, mientras le decía cuánto me encantaba hacerle el amor.
    
    Para recuperar el aliento nos recostamos abrazadas, sin dejar de besarnos. Con nuestras manos recorríamos nuestros cuerpos, yo acariciaba su breve cintura, sus nalgas firmes y ella hacía lo mismo conmigo. Repitiendo a cada rato cuánto nos gustábamos, ella me encantaba.
    
    En algún momento giré mi cuerpo, dándole la espalda, para que pudiera agarrar mejor mis nalgas, lo cual hizo y subió una de sus piernas sobre las mías. Comenzó a besar mi nuca, mi cuello y la mano que tenía en mis nalgas la paso a mi entrepierna, yo me abrí un poco para sentir sus dedos en mi panocha que ya estaba de nuevo escurriendo y me humedecí más cuando ...