1. El agua es vida


    Fecha: 30/03/2025, Categorías: Gays Autor: intps24, Fuente: CuentoRelatos

    ... con los dientes le bajo el bóxer para darle una mamada riquísima que le hizo temblar las piernas.
    
    En eso, Aldo me aventó al sillón, cayendo él sobre mí y me muerde los labios, después besó mi cuello, y con una sola mano, me saca el bóxer rojo que traía. Baja respirando en mi abdomen, lamiendo cada uno de mis músculos y cuando llega más abajo, sacude su cabeza para que yo sintiera su cabello entre mis piernas. La baba se le caía de la boca, mojándome. Después me volteó, se subió encima de mí y me habló al oído, para bajar lamiéndome la espalda, hasta llegar al que me dijo era “su lugar favorito”, y ahí menear su lengua calientita.
    
    Yo con cara y boca al sillón, ya estaba lanzando gemidos, y Aldo jugaba un poco con su pene meciéndolo entre mis nalguitas de arriba abajo, y poniendo su puntita en mi rayita. Yo gemía más fuerte y en eso, me lo metió inesperadamente y se tiró sobre mi espalda, agarrando mi cuello y besándome bajo la barbilla. Mientras se movía suavemente sobre mí, yo seguía gimiendo de placer y él empezó a darme cada vez más fuerte.
    
    Yo levanté las nalgas y las empujé hacia él apretándolas. Aldo acercó su cara a mis orejas y su respiración acelerada se sentía muy fuerte en mi oído. Esa sensación me enloqueció. A la vez, su pelvis se movía más fuerte hacia mí, metiéndomelo y sacándomelo, besándome la espalda y mordiéndomela suavemente, haciéndome dar fuertes gritos de placer.
    
    Aldo se levantó y se fue a sentar en el sillón individual. Y con una sonrisa ...
    ... super coqueta, se golpeó un poco las piernas indicándome qué hacer. Yo me senté encima de él, frente a frente y comencé a brincar con su pene dentro de mí. Nos fundimos en un beso apasionado. Sentía tanto placer que empecé a gemir en su oído, y eso lo hizo acelerar sus embestidas. Fueron más fuertes, me daba nalgadas. Yo sólo le alcancé a decir que me hiciera suyo. Mis manos acariciaban su espalda, le besaba las orejas, el cuello y desde luego los labios de nuevo. Su ritmo se aceleró que me hizo gritar agarrándole la cabeza y jalándole el cabello. Los dos jadeábamos de placer. Con sus brazos fuertes me levantó, sosteniéndome de las nalgas y nos fuimos al piso, que está decorado con una alfombra grande, esponjosa y suave. Cayó encima de mí.
    
    En cuanto caigo, le abro las piernas y Aldo se acercó a mí. Pongo mis piernas encima de sus hombros y nuevamente me penetró con fuerza haciéndome sentir muy feliz. Aldo ya estaba muy rojo de su cara, podía verlo bien. Yo tenía mucho sudor en mi cabello. Y así, Aldo seguía cogiéndome riquísimo.
    
    Puso su cabeza junto a mi oído y pude escuchar que ya no podía más. Empezó a subir la velocidad y el aire se le acababa. Yo estaba igual, sentía que ya no podía y bajé las piernas de sus hombros. Aldo se me repegó hasta el fondo y con nuestras bocas juntas, intercambiando aire, se vino dentro de mí. Unos fuertes chorros de semen caliente me llenaron por dentro y Aldo cayó rendido en mis hombros. Con su pene todavía adentro de mí, yo estaba ...