1. Si hago algo, lo hago bien


    Fecha: 02/11/2018, Categorías: Masturbación Autor: Cielo del Norte, Fuente: CuentoRelatos

    Era un buen verano, ya hace años. Había vuelto al lugar habitual tras unos años de ausencia, por vacaciones y estaba todo igual, los sitios, las playas, la gente, los amigos... me alegró el reencuentro, pero especialmente con ella, hacía años que no la veía, y me sorprendió gratamente su aparición. Amiga mía desde niños, siempre nos habíamos llevado muy bien, mucho cariño y admiración mutua. Ya de niña era guapa, pero a sus veintitantos estaba mejor que nunca. La saludé en la playa, iba en bikini negro, la expresé mi alegría de volver a verla, ella hizo lo mismo, y para mis adentros además, pensé "está exquisita de veras”. Siempre la había visto como amiga, pero era imposible no mirarla como mujer: su negro cabello liso, largo, su blanca piel, su esbelto, duro y bien formado cuerpo, sus curvas, y sus pechos, grandes, exuberantes... era una delicia la muchacha, así da gusto reencontrarse!!
    
    Pasaban los días como soplos, lo típico cuando lo pasas bien, todos los días en la playa, muchas conversaciones, y las noches todas de fiesta toda la panda que nos juntábamos, bebíamos, bailábamos, reíamos, cerrábamos todos los garitos... que mejor? Lo mejor estaba por llegar.
    
    Así paso la corta semana de vacaciones y llego la última noche. Entre ella y yo había habido una gran complicidad todos esos días, un buen rollo mutuo, nos alegrábamos de habernos encontrado de nuevo, y esa noche había cierta tristeza porque de vuelta a los quehaceres poco íbamos a vernos ya, la magia resisa ...
    ... allí.
    
    Salimos como cada noche, y ella y yo estuvimos más juntos que los anteriores días, hablando, tomando copas, bailando... En el último garito dos chicas me dieron conversación en la barra y ella llegó presta a "rescatarme". "No voy a dejar que te vayas con esas dos mientras este yo aquí eh?” -dijo riendo pícaramente. A mi aquello me subía de tono la verdad. No había tramado yo nada, pero las cosas parecían pasar solas.
    
    Al amanecer, ya de vuelta a casa, unos cuanto acabamos en mi piso, ella incluida claro, y allí empezó a crecer mi deseo de quedarnos a solas, pero los amigos borrachos ya sabéis lo que tardan en largarse cuando más deben, lo harán adrede? Fijo. El caso es que ella parecía querer lo mismo y hubimos de hacer una pantomima de irnos todos a la calle y yo prestarme a acompañarla. Una vez solos, nos sentamos y entre el alcohol ingerido y la desinhibición del último día la propuse regresar a mi casa, ella pareció resistirse, estaba cansada, la esperaba un viaje en apenas 2 horas, pero acepto finalmente. Ya en casa de nuevo las conversaciones se llenaban de picardías e indirectas
    
    "Me has traído para violarme no"? -decía ella entre risas "No, para que me violes tu" respondía yo.
    
    Y nuestras bocas estaban tan cerca que creo que solas se lanzaron una a la otra para comerse con ansia, la contenida de 8 días. Respiraciones agitadas, manos traviesas, ansia, placer.
    
    "Eres un cabrón, me voy en 2 horas y estoy aquí en vez de durmiendo" decía ella sin dejar de ...
«123»