Trío en el parque
Fecha: 03/04/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
Había oído hablar de aquel parque como punto de encuentro, pero jamás había estado en el punto exacto donde ocurría la acción. Quizás fuera que cada vez que visitaba aquel lugar iba acompañado, y por lo tanto no me animaba a investigar el lugar en el que sucedía todo. Era un tanto frustrante, si soy sincero, puesto que una de mis mayores fantasías era tener sexo al aire libre, y digo bien “era” por que como os cuento en este relato ya no lo es.
Cada vez que visitaba aquel lugar me imaginaba que debía ser fantástico tener sexo ahí, bajo el cielo azul, rodeado de la vegetación del lugar.
Aquella idea me excitaba sobremanera, y afortunadamente llegó el día en que pude hacer mi fantasía realidad, aunque al principio no sabía que en realidad también se me cumpliría otra fantasía a la vez.
Aquel día no tenía nada que hacer. Había salido a dar un paseo con una amiga, pero tenía toda la tarde libre, puesto que mi amiga debía trabajar. Iba de regreso a mi casa cuando me quedé pensando que solo necesitaba desviarme un poco de mi ruta para ir a aquel bosque. No me lo tuve que pensar dos veces.
Llegué más o menos por donde había oído que era y me puse a caminar por el lugar. Primero paseé por las zonas que conocía perfectamente, aquellas donde la mayoría de los visitantes paseaban. Había familias, parejas, amigos… lo normal en un lugar bonito y en un día que se presentaba cálido sin llegar al bochorno.
Después de un rato tomé una desviación que jamás había tomado. Yo solía ...
... pasear por la zona norte del bosque, pero bien sabía que la acción acontecía en la zona sur, por lo que me dirigí hacia allá. Al principio no me encontré con nada, solo con unos cuantos corredores y corredora que no parecían buscar nada, pues ni siquiera miraban a ver a los demás.
—¡Qué desperdicio! —me dije a mí mismo cuando una chica vestida con un short y una camiseta de color naranja fosforescente pasó junto a mí. Independientemente de la ropa llamativa, lo verdaderamente interesante de aquella chica era su rostro y su cuerpo rellenita. Si aquella chica me hubiera dirigido una mirada mientras se acariciaba la entrepierna la hubiera seguido hasta el fin del mundo.
Seguí paseando, aunque lo único que conseguía era frustrarme cada vez más. No parecía haber ni la menor señal de actividad sexual en la zona. Lo único que me topé aparte de los corredores al llegar al extremo sur de la zona fue a una parejita hetero (los cuales se estaban dando un apasionado beso que me hizo sentir celoso) y de una tipa al que no me la quise acercar, porque, aunque se agarraba la entrepierna me asustó el hecho de que estaba hablando sola.
—¿Dónde será la zona de ligue? —me pregunté a mí mismo mientras atravesaba una zona especialmente arbolada—. ¿O será que hoy no hay nadie?
La respuesta me llegó unos cuantos pasos más adelante, al bordear un árbol. Había una mujer que parecía contemplar el lugar sin mucho interés. No supe por qué, pero se me ocurrió que esa mujer, estaba buscando lo ...