Pelea de hermanos [Parte 2 FINAL]
Fecha: 06/04/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: dandyerotic, Fuente: RelatosEróticos
... Creo que ha sido cuando he comprendido lo que te pasaba estos días. Porque creo que estoy empezando a sentir lo mismo que tú. Sea correcto o no, he estado pensando que para variar… podríamos hacer el amor.
—Sería como hacer las paces pero a otro nivel, ¿no crees, hermanita?
—Anda calla y bésame el cuello.
Le beso el cuello y voy subiendo poco a poco hasta que me roba un beso en toda la boca. Es un beso tierno, largo y sentido.
Marta se quita la ropa poco a poco. Le ayudo con la ropa interior. Y saca un preservativo que guardaba en las bragas.
—Oh, Dios. ¿De verdad estamos a punto de hacerlo? —Le digo con una ligera sonrisa.
—Creo que pensamos lo mismo. Pero para qué detenernos, si lo estamos deseando.
—Y una cosa. ¿Qué pasa con mamá y papá?
—Hoy es sábado. ¿No te acuerdas? No vendrán hasta las tres de la madrugada. No te detengas.
Mientras le succiono un pezón, ella saca el condón y me lo pone con mucha delicadeza. Me sujeta el pene y lo orienta hacia la entrada de su vagina.
—Ten cuidado, ¿eh? vayamos despacio. También es mi primera vez —dice mientras me coloca la punta del glande justo en la entrada de su coñito.
Penetro y los dos exhalamos a la vez. Nos volvemos a besar. Me mira fijamente. Me vuelve a besar. Poco a poco, entre besos y caricias, los dos comenzamos a jadear. El ritmo de la respiración aumenta con intensidad. Empiezo a sentirme muy cómodo en la postura del misionero. Mis movimientos de cadera empiezan a ser más ...
... rápidos.
—Espera, David. Más despacio —frunce el ceño con un gesto de dolor leve.
—¿Estás bien? ¿Lo hago mal? —pregunto bajando el ritmo, pero sin detenerme.
—No, no. Sí que me gusta. Y a la vez… espera. Déjame arriba.
Cambiamos para que ella se ponga encima. Y comienza a mover las caderas. Al poco tiempo volvemos a entrar en calor. Pero empiezo a sentir que me voy a correr.
—Marta, creo que....
—¿Te corres? ¿Puedes aguantar un poco más?
—Sí… no, no. Creo que no.
Ella se agacha y me besa. Estamos cara a cara. Sintiendo la respiración de cada uno.
—Está bien, no pasa nada. Hazlo. Córrete.
Y así fue. En dos segundos grité de placer y me corrí mientras le agarraba fuerte de las nalgas a mi hermana.
—Lo siento, Marta —le digo mientras me ayuda a quitarme el condón—. Si quieres, se me ocurre que…
Se tumba boca arriba y me mira con picardía.
—Aún puedo correrme, si me ayudas, claro.
Me sujeta la barbilla y me dirige hacia sus caderas. Me agarra del pelo con dulzura y empiezo a lamerle el coño. Por como se excita, diría que tengo muy buena técnica.
Al cabo de unos minutos ella también se corrió. Y me fascinó la manera en la que se retorcía de placer. Jadeaba y gemía con un orgasmo muy fuerte.
Ella se viste y me da el último beso.
—¿Te vas? ¿Creía que dormiríamos juntos? —le digo con ojos de corderito.
—No, amor. Es mejor que cada uno duerma en su habitación. No deben descubrirnos. Será nuestro secreto, ¿vale?
—Vale, guapa —le dije mientras ...