1. Historias del confinamiento (COVID-19)


    Fecha: 07/04/2025, Categorías: Jóvenes Autor: toulouse, Fuente: RelatosEróticos

    Esto del covid y estar encerrada sin salir para absolutamente nada más de 50 días me ha tenido fatal. (1º confinamiento por COVID en España) Pero lo que peor he llevado ha sido tanto tiempo sin follar.
    
    Al principio tira que va, luego empecé a masturbarme. Primero me tocaba un poco el clítoris me corría en 5 minutos y tan feliz. Después empecé a necesitar sentirme penetrada y me fui metiendo dedos, pero no era lo mismo. Pasé a mangos de cepillos y brochas de maquillaje. Mi cuerpo necesitaba más, una buena polla que me diera placer.
    
    En esas, caí en hablar con un ex. Lógicamente en cuanto le dije dos chorradas un poco más calientes de lo normal, terminamos intercambiando algún nude y audios hablando de cerdadas. Pero en ningún caso era lo mismo que follar en condiciones. A mi cuerpo no se le puede engañar así.
    
    Aburrida viendo Instagram, me apareció un amigo del instituto. Hablamos muy poco pero algo mantenemos el contacto. Le comenté una foto y rápidamente me respondió. Entonces le hablé por privado. Nos pusimos un poco al día y pronto empezamos a hablar del encierro y el tema sexo. Al día siguiente volvimos a charlar por privado por una story que puso sin camiseta y que yo le respondí poniendo una en bikini. Hablando y hablando volvimos al tema sexual y las fantasias.
    
    Creo que fueron más las hormonas que nosotros las que hablaron. Entre bromas surgió el hacernos un apaño mutuamente. Casualidades de la vida, vivimos en la misma urbanización pero distintos portales. ...
    ... Estuvimos pensando cómo y dónde, sin salir de casa y todo tan vigilado enseguida se nos vería. A la segunda o tercera idea nos llegó la inspiración. Quedamos en la oscuridad de la noche para encontrarnos y follar.
    
    Con toda la gente dormida en casa, me vestí y salí muy sigilosa de casa sin hacer nada de ruido. Según me preparaba, me iba dando un subidón de adrenalina. En el momento de salir de casa, bajar e ir hasta el otro portal, cada paso disparaba mis pulsaciones.
    
    Le escribí por Whatsapp cuando ya estaba allí. A los pocos segundos él apareció como una sombra por la escalera iluminando con el móvil. Nos saludamos entre risas susurrando muy bajito. En ese silencio sepulcral de la noche, hasta respirar parece que fuera un ruido que pudiera alertar a los vecinos. Realmente estábamos algo cortados los dos. Él me dió la mano y me dijo que mejor volver a la escalera entre plantas, por si acaso. En el bajo pasa todo el mundo. Así que subimos hasta la primera planta y nos quedamos en el descansillo entre el primero y el segundo piso.
    
    Por unos instantes nos quedamos los dos a oscuras, en silencio sin saber bien qué decir ni hacer. Hasta que el silencio se rompió con un:
    
    – ¿Me la comes, no?
    
    – Claro, claro.
    
    Me agaché para comérsela y él se la sacó por encima del pantalón. La tenía muerta y aproveché para metérmela entera en la boca hasta los huevos. El me quiso sujetar la cabeza pero no le dejé. Preferí ir a mi ritmo y manera. En dos segundos se le empezó a poner dura ...
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